Con el solazo con el que
hemos amanecido este jueves, pensaba tomarme el día de asueto pero bajo
petición expresa, que casi me hace morir de emoción, gracias Macarena, aquí estoy de nuevo inmersa
en el tema de belleza.
En un post anterior os
conté que la decisión del color de mi cabellera dependía del estado anímico
pero debo confesar que últimamente ha primado más la razón y también quiero
enfatizar que la edad tiene mucho que ver, por eso de la sensatez… Cuando era
más jovencita torturé mi pelo (y a mi madre) utilizando infinitos pantones,
desde el moreno, pasando por el pelirrojo en sus diferentes tonalidades, hasta
el rubio en todas sus variantes. Con el sol el pelo se me pone tan rubio que
llego a parecer “Belén Esteban desquiciada”, y digo desquiciada sin intención
ninguna de ofender, me refiero más a que Belén tiene el pelo liso y yo rizado,
así que sólo necesitáis ponerle un poco de imaginación para entenderlo y
visualizarlo. ¿¡Comprendes!?
Para solucionar semejante
aspecto, pasé al rubio oscuro que aunque es más elegante también queda más
apagado, total que necesitaba urgentemente un poco de luz, en la cara y me he
venido a la peluquería en busca del milagro. Otro de los motivos por los que
estoy aquí, fue una noche de famoseo y glamour, de esas que te hacen perder la
cabeza, en la que nos dimos a la bebida a falta de comida, y la ingesta
indiscriminada de bebidas espirituosas tuvo como consecuencia que tras verme en
las fotos del photocall, una vez en casa pero bajo los efectos optimistas del
alcohol, decidiera repasarme las capas de delante con las tijeras de la cocina.
En el momento hasta me hizo gracia y lo compartí con “las niñas” (mi grupo de
amigas eterno) por wassapp, pero la realidad me golpeó con dureza a la mañana
siguiente y ahí ya no me reía tanto, la verdad.
Estoy en una peluquería
nueva ya que a la fuerza ahorcan (la crisis de nuevo) y Gema mi amiga, la "super coqueta" para envidia de mi madre, me ha
traído a la suya que cumple la regla de oro “buena, bonita y barata” y además
el escaparate tiene un vinilo y ¡¡no te ven desde la calle!!. Siempre he
pensado que todas esa peluquerías modernas con escaparates desde los que se
puede ver a las clientas en estado lamentable con el tinte, papel de plata,
bigudís, plásticos en la cabeza y demás zarandajas, han sido diseñadas por
hombres... ¿no os parece?
Me he concentrado
muchísimo y la suerte me ha acompañado, he salido ilesa, hoy no he intentado
atravesar el espejo de enfrente como en otra ocasión en la que uniendo mi
despiste con la impulsividad que me caracteriza, me lancé hacia el infinito sin
tener en cuenta q se trataba de espejos reflejados entre sí. Todavía veía codazos
y risitas cada vez que iba, pero cuando más patente se hacía que no lo habían
olvidado, era cuando al terminar, no me dejaban levantarme hasta que le habían
dado la vuelta a la silla. Así que sí, también ha influido en mi cambio de
peluquería.
He salido contenta, me
veo hasta mona, no os digo más...aunque la decisión final la tiene Raquel,
espero superarla y poder oírla decir su frase lapidaria ”mírala, tan mona con
su pelito”. Quiero aclarar vuestras dudas, jamás he estado calva... ella es así y como a la gente hay que quererla como es, pues eso, que yo la quiero mucho.
Creo que con este relato
queda finiquitado el capítulo dedicado al pelo, cabello, melena…o no, quien
sabe…
Cada día mejor. Publica foto con el pelo nuevo por favor.......
ResponderEliminarMacarena gracias por tu confianza pero antes de subir foto debería contratar al fotógrafo de Almudena por eso del cuidado de la imagen. Todavía me falta la aprobación de Raquel pero ya cuento con la de Reyes aunque no se si fiarme mucho ya que es excesivamente positiva y si te ve con una coliflor en la cabeza dice q vas ideal, creativa y natural...
Eliminarcuándo quieras concertamos una cita fotográfica de autofoto!
EliminarAlmudena A
Hace años que comprendi entre mis habilidades no estaba la de teñirme el pelo por mi mismo ..... asi que siempre voy a la busqueda de ofertas peluqueriles
ResponderEliminar¡Que pinta tan estupenda tenéis hijos!
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