Creo que ha llegado el
momento de las confesiones, me da cierto alipori pero este blog debe ser el reflejo
directo de como soy y por tanto me voy a mostrar sin tapujos, sin vergüenza,
con confianza. Ahí voy...
Veo La Voz Kids (susurrado), ya está, ya lo he dicho... y ahora viene
lo más impactante... lloro a gritos cada vez que lo veo. Admito que he llegado
a mojar las gafas mientras ahogaba sollozos y a los dos segundos me reía cual
loca. Os aseguro que es una faceta nueva en mí y no sé muy bien como
controlarla, por eso doy gracias a Jaime, mi hijo, por su compresión y apoyo al
dejarme sola para que así pueda sacar lo mejor de mí misma y me explaye a la
máxima potencia aunque después cuando me ve con los ojos como si me hubiera
puesto rímel de cebolla, no demuestra mucho respeto ni empatía, pero bueno, ese
es otro cantar... Y viendo a estos chavales cantar tan increíblemente bien, no
dejo de preguntarme ¿si yo me emociono de tal manera...? ¡¡¡ cómo lo habrán
pasado las madres de Joselito o Marisol !!!, no quiero ni pensarlo.
Me veo reflejada en estos niños y niñas, me siento es su piel ya que desde
pequeña he tenido un don para la música extraordinario, pertenecía al coro del
colegio y me ponían en primera fila por que cantaba muy alto ¿o gritaba? y
recuerdo duetos increíbles con mi prima Leonor cantando “dulcemente” a Jose
Luis Perales y Mocedades mientras los de la pandilla nos miraban embobados, con
admiración y reconocimiento ¿era así, no Gabriela?, no lo recuerdo bien pero no
creáis que es falsa modestia, es más bien que otra faceta de mi personalidad es
la mala memoria.
Mis padres decidieron
ayudarme a potenciar dicho talento y me regalaron una guitarra. ¡Qué día, qué
ilusión! ya me veía tocando y cantando con gran devoción, todo a una, "Laudato
Si o Mi Signore". Para semejante proeza necesitaba dedicarme al 100% para
aprender y debía empezar cuanto antes, así que elegí "la bamba" por
su sencillez melódica. Ensayé hasta el agotamiento, recuerdo días interminables
de duro trabajo y dedicación que terminaron
por conseguir que la guitarra se tensara demasiado y se rompiera. Aunque
todavía es el momento en el que no tengo claro si realmente se rompió por el
uso o por que alguno de mis hermanos facilitó dicho accidente. Esa pena siempre
estará ahí...
Imaginaros el disgusto...
sólo fui capaz de superarlo gracias a que en mi gran familia (os los presentaré
poco a poco) hay verdaderos manitas, con una entrega por los demás encomiable y
que ante los desafíos se crecen. En plena tragedia apareció mi primo Fran y se
ofreció todo generosidad a solucionar mis pesares. Se quedó a solas, mano a
mano con la guitarra hasta que la tranquilidad de la tarde se vio interrumpida
por unos martillazos espeluznantes. Cuando entre empujones conseguimos llegar
al cuarto para ver que estaba pasando, ante todos nosotros se presentó un
sonriente Fran guitarra en mano con un clavo de 10 centímetros , si,
os aseguro que era de 10 centímetros , ese dato no se me olvida... atravesando el
mástil de la misma de lado a lado.
Y hasta aquí os puedo
contar ya que el resto ha sido borrado de mi mente, debido a la impresión digo
yo... Eso sí, nunca más he vuelto a tocar un instrumento musical y creo intuir
que mis hermanos estarán eternamente agradecidos.
Para terminar este post
quiero dejar claro y de forma contundente que adoro a mi primo (preferido) que es todo
creatividad y que creo en él.
De verdad, Lucía, me muero de risa. Creo que este es el mejor, no sé...... tengo que pensarlo.
ResponderEliminarLo recuerdas perfectamente, creo yo... La pandilla no solo admiraba embobada sino q pedia mas, hasta en plan discoteca, haciendo solicitudes concretas... O esto es fruto de mi imaginacion de 'Antoñita la fantastica"?
ResponderEliminarjajajajajaja Desde mi juventud paralela os diré que a mi no me sonaba tan melodico
ResponderEliminarNunca nadie consiguió probar que ninguno de los hermanos tuviéramos que ver en ese "desgraciado accidente" así que me duelen en el alma tus insinuaciones malévolas. Además el delito ha prescrito. Bamba la bamba.
ResponderEliminarNo me hagas hablar de tu suspenso en música y sus trágicas consecuencias con la contínua melodía de tu flauta torturándonos sin piedad...
ResponderEliminar