Por lo poco que llevo
contado, iréis intuyendo que somos una “Gran Familia”, además de que somos
muchos, nuestras madres, las loritos, como buenas mamás gallinas nos han
transmitido el valor de la familia y han potenciado que estuviéramos juntos a
la mínima oportunidad, por lo que somos una piña.
Mi madre, mis tías y el
patriarca son 7 hermanos y aunque han vivido repartidos entre Madrid,
Valladolid y Santander, el nexo de unión siempre ha sido su tierra natal,
Santander, donde subíamos todos en cuanto era posible.
Tía Lola, la mayor de
todas empezó a organizar las “García lagadas” en verano y ahí todos los que
estábamos en la tierruca acudíamos a la llamada raudos y veloces. Si algo hay
que destacar de los García de Lago y que creo han sabido transmitirnos es su
positividad y alegría, que son acogedores y generosos, y que saben disfrutar de
las cosas y si es compartiéndolas, mejor que mejor.
Desde dentro me siento una privilegiada por pertenecer a esta familia, a pesar de las pullas entre
nosotros, la continua ironía en nuestra comunicación verbal y que somos un poco
puñeteros unos con otros, pero también es verdad que siendo tantos la tentación
es mayor… Y desde fuera, damos un poco de miedo mezclado con envidia, miedo a
causa de tanto despotrique debido al exceso de confianza mal entendida, y
envidiuca por ser tantos y tan bien avenidos. Una amiga mía, todavía recuerda
que se peleaban por tirarle los tejos entre los tíos y los primos, haciendo
todo lo posible por agradar al visitante… La amiga de un primo que nos conoció
de copas nos apodó los “Gremlins” porque en cuanto apareció el alcohol salían
primos hasta de debajo de las piedras. En resumen, que somos una familia
envidiable a la que nos encanta estar juntos, unos cuanto días, si son más
podemos llegar a saturarnos…de tanto cariño.
Este fin de semana estoy
de ocupa en casa de mi tía y primos en Valladolid. Como cada invierno, desde
hace unos años, me auto invito en su casa para alejarme del agobio y el estrés
y volver al pasado, me explico, como vivimos muchos veranos y Semana Santas
juntos hay miles de recuerdos que rememoramos y nos dejamos llevar por la
nostalgia, por lo menos yo, que considero que los años de infancia y juventud
fueron maravillosos, el mejor regalo de nuestros padres.
Yo no lo recuerdo pero me
la han contado. Por todos es sabido que era la preferida de mi tío Jesús, su pasión hacia mi
empezó cuando tuvieron que cobijarme al poco de nacer mi hermana Ana. Mi madre
a los dos días de nacer mi hermana, se fue de compras y tuvo una neumonía que
casi se la lleva al otro barrio. Al ingresarla tuvieron que repartirnos a mis
hermanos y a mí entre varias familias.
A Ana le tocó en casa de
los Tarrío, de ahí le viene la bizquera ya que se asomaban todos a la vez a su
cuna y ella no queriendo hacer un feo a nadie no fijaba la vista en ninguno en
concreto.
A mi me tocó en casa de
los Ramos que me recibieron con cariño y entrega. Para los Ramos, conocidos como
los beduinos, mi primo Iñigo era el rubio de la familia, para orgullo de su
padre hasta que llegué yo…como ya éramos inseparables nos ponían los cucos
juntos. Cuando tío Jesús se asomaba y nos veía, mirándome con muchísimo cariño
me llamaba "cabrona" desde el fondo de su alma, imagino que se debía
a mi piel de porcelana y pelo rubio que contrastaban con "el rubio".
Esto nos unió muchísimo y
cuando en ca Quinito se hacía "operación limpieza", tras una ligera
sugerencia de tío Jesús, se ponían todos en marcha menos yo que me quedaba a su
lado vigilando que lo demás hicieran bien el trabajo y se aplicaran como era
debido. Lo que si recuerdo es su mirada perpleja cuando me lo repetía con todo
su candor y yo devolviéndole una mirada impertérrita le contestaba: "eso, eso,
operación limpieza".
Al igual que mi padre,
tío Jesús era un gran contable, sabían el número justo de bolis y de nueces, respectivamente,
(ni más, ni menos) y su ubicación exacta. En mi casa por desaparición o
mordedura de bolígrafos BIC éramos castigados sin salir continuamente, después
de presenciar el mayor de los enfados, cosa que con el tiempo he ido
entendiendo al no encontrar nunca nada en el sitio en el que lo dejé...A lo mejor por eso se llevaban tan bien y cuando mi padre metía tripa y sacaba pecho creyéndose joven y atractivo, mi tío Jesús le decía con sutileza "¡¡ Pero que mal hecho estás, coño !!"
El caso es que en
Villameca, donde pasamos alguna Semana Santa para envidia de las Arizmendi que
siempre han sido un poco peluseras…en el salón había una fuente con un número
exacto de nueces sobre la que se había advertido incansablemente que eran
intocables por manos ajenas a las de su dueño. Pues bien, Javier mi hermano, osó
comerse una, pero en su defensa diré que no se tuvo en cuenta “el despiste”
innato de los Ceruti y que se le tildó de ladrón con demasiada prontitud. Es
más creo que a partir de esa afrenta el carácter de mi hermano se endureció y
maduró antes de tiempo, volviéndolo adulto en su tierna infancia ¡¡Esperad!! que
acabo de recordar que mi madre también le dio un empujoncito en este sentido,
el día que le mandó a la tienda a devolver un chicle Cheiw que había hurtado en
un descuido. No recuerdo haberle visto más colorado y avergonzado que ese día,
el único en el que se le ocurrió saltarse las normas y… ¡zas! le pillan.
Y así fuimos pasando, año tras año, los veraneos. Los Ceruti éramos la familia Kodak, con camisetas, gorras, pelotas, flotadores y barcas amarillas con logo rojo, muy discretos y siempre a salvo de perdernos en la playa de los Navarro. Y los Ramos, la familia deportista, nadando, montando en bici, jugando a palas, sacando musculito...vamos la combinación perfecta.
No se ellos, habría que preguntárselo, pero para mí fueron unos veranos insuperables.
¡Desde luego que hemos sido unos afortunados! Y lo seguimos siendo...
ResponderEliminarY tanto...
ResponderEliminarQué suerte tengo. Además de García de Lago, como el resto de los gremlins (me priva el mote), ¡soy Ramos!
ResponderEliminarDesde luego mis recuerdos de infancia y de veranos no pueden ser mejores, adorando al astro rey durante tres meses de lluvia.........
A pesar de todo que afortunados somos y como se les hecha de menos a los que por desgracia ya no estan. La pobre Anuca tuvo la suerte/desgracia de caer en nuestra casa y cuantas anecdotas nos quedan de esa epoca ..... Tio Floro todavia me pregunta donde tengo el cuchillo jajajajajaja.
ResponderEliminarFdo.: La princesa destronada
A pesar de estar ahora mismo un poco entristecida x ser envidiosuca sin saberlo (me vengare con testimonios graficos de las nocheviejas en casa), me considero incluida en los afortunados!!
ResponderEliminarVisto que la experiencia de la nuez, (aunque fuera un pelín traumática, especialmente cuando tuve que ir a confesar mi culpa al comedor de los Ramos con todos ellos presentes y cuando me cayó la reprimenda de papá paseando entre la casa y el frontón, que fue de las más duras, una de esas que pueden resumirse en "me has decepcionado, hijo") me forjó el carácter, llenaré la casa de trampas para ver si pica Juan. Después intentaré ser tan comprensivo como lo fue tío Jesús una vez que confesé (también me acuerdo de su sonrisa cariñosa al escucharme)
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