Tal y como se dice lo bueno
se deja para el final, de ahí que todavía no os haya hablado de Jaime, mi hijo.
Necesitaba sacar lo mejor de mí para presentároslo y finalmente aquí estoy.
Llego antes de lo
esperado, por lo inesperado, pero desde que se presentó en mi vida ha sido el
centro vital sobre el que he ido construyendo mis vivencias. Mentiría si dijera
que ha sido fácil, pero desde luego, digo sin ninguna duda que ha merecido la
pena.
Los momentos duros, lo
fueron menos gracias a Resti que fue mi apoyo, mi amigo y mi empuje durante el embarazo, por lo que ahora es el merecido padrino de Jaimolas.
El día del parto, fue una
peregrinación al hospital de varios coches, vamos que ni en el Rocío…y para
nada… ya que en el hospital les echaron a todos con cajas destempladas. Eso sí
al día siguiente volvieron con fotos de todos de bebés para buscar las 7
diferencias. El doctor Yordi (uno de los ángeles de mi vida) no daba crédito,
además de tener que echar a todos varias veces al día por que la habitación
estaba siempre a tope y copaban el pasillo. A mi habitación la llamaban el
invernadero de la cantidad de flores que nos enviaron y en cuanto a la cantidad
ingente de bombones, que entendí más tarde cuando me enteré de que Encho los
recomendaba con ahínco a todo el que le preguntaba que detalle podían traernos,
y que a mí no me hacen mucha gracia pero tampoco es cuestión de ser
desagradecida.
El cariño demostrado y
recibido fue increíble y desde aquí quiero agradecerlo aunque sea 20 años
después, no hay tiempo para la gratitud. Y que puedo deciros de mi familia…ya
la vais conociendo y ni que deciros que una vez más fueron una piña, y su ayuda
y entrega en estos momentos hacia nosotros y mis padres fue impresionante e
imborrable.
En el embarazo solo
engordé 7 kilos y él al nacer pesó 4
kg así que imaginaréis lo grande que era, cuando se
estiraba en la cuna del hospital tocaba con la cabeza y los pies los extremos,
así que le apodé cariñosamente “Gorilo”, una característica de los Ceruti es la
empatía y la ironía como binomio, pero le llamaba Jaimolas y cuando sus compis
del cole me preguntaban por que le llamaba así yo les explicaba: “por que se
llama Jaime y mola” y nos quedábamos todos encantados.
Físicamente es igual a los genes donados, pero en guapo, por lo que a mí me toca..
Tuve que dejar de ponerle
ranitas con nido de abeja y puntillas a los 6 meses, tenía cara de mayor y
parecía un enano disfrazado, e incluso con un año tenía que explicar que no era
tonto, que era pequeño y por eso todavía no hablaba, ya que con un año
aparentaba dos.
No era pegón, pero si le
molestaban les separaba dulcemente con un ligero empujón, que normalmente
terminaba con el adversario en el suelo llorando a gritos.
De pequeñajo le
encantaban los animales y cuando le llevábamos al Zoo, imitaba los ruidos de
todos los animales por lo que la visita duraba horas y es bien sabido que si
algo me caracteriza es la paciencia. Todavía mis amigas me recuerdan la
cantinela de “Jaime a la una, Jaime a las dos, Jaime a las…”
Uno de los días más
felices de mi vida fue cuando nos dimos cuenta de que veía de lujo.
Estábamos andando por la
calle con mis hermanos cuando dice muy contento señalando al cielo, en su
lengua de trapo ¡¡ vión !! inmediatamente miramos todos hacia arriba pero ahí
no se veía nada, es más pensamos que decía ¡¡ babión!! por eso de la tierruca,
pero después de dejarnos todos los ojos vimos una ligera estela que demostraba
que por ahí, en la lejanía había un avión. Casi lloramos de alegría, a la nueva
generación nadie le llamaría “gafotas”.
De peque era alegre y
feliz a pesar de ir disfrazado el día antes o el día después de la fiesta
correspondiente. El disfraz de pastor tuvo un pase y el de árbol sacó toda mi
creatividad escondida, pero cuando tuve que hacerle un disfraz de molino a
juego con un compañero suyo, me desesperé, ¿pero a quién se le ocurre pedir un
disfraz de molino? Ya no saben que inventar para amargarnos la vida a los
padres trabajadores, por que además suele ser una petición de un día para otro
o siendo justos… que tu hijo te comunica la tarde antes. Una de las cosas
positivas que tenía trabajar en publicidad es que los creativos amigos míos
cooperaban con ideas y en el caso de Chuco, incluso como mano de obra.
El peor día de mi vida
aunque no os lo creáis fue en Noja, desapareció en la playa y estuvieron todas
las pandillas (mayores, medianos y pequeños) buscándole como locos. Llegué a
pensar que le habían raptado por que un chavalín tan guapo, tan estiloso, tan
solete…era un caramelito, pero no, como siempre ha sido muy independiente se
había ido a las rocas con el esquilero.
Desde pequeñín ha sido
muy avispao, con 4 años un día en el semáforo esperando a cruzar para ir al
cole, rodeados de madres con diadema y pendientes de perlas, me pregunta en un
tono de voz bastante alto ¿mamá, cómo dices que se llama mi padre?. Cuando pude
decir palabra, le susurré: Jesús, mientras las madres de alrededor crujían el
cuello para no perder ripio, entonces se le abren los ojos desmesuradamente y
dice ¿DIOS????????? A lo que, como ya imagináis, respondí con una carcajada
Ahora ya se ha
acostumbrado a mi risa estridente pero estando embarazada se revolvía en mi
tripa y recién nacido se asustaba con mi risa cantarina.
Probó todo tipo de
actividades extraescolares en busca de lo que le gustara porque eso sí, es
ligeramente dubitativo e indeciso, pasamos por ajedrez, baloncesto, natación,
campamentos de verano, ski, rugby…
Ha sido un niño muy
querido allá donde íbamos, desde que nació lo metí en una mochila y donde yo
iba, él me acompañaba. A veces no me daba cuenta de la fragilidad de un bebe al
sentirlo tan mío, casi como si fuera una parte de mi cuerpo y tenían que
convencerme de no hacer cosas que pudieran implicarle peligro, como cuando con
20 días, quise hacerle el bautismo de mar en Mojacar el día de la Virgen,
saliendo en la procesión en barco, pero ahí estaban mi madre y mi tía para
llamarme loca y prohibirme subir al pesquero. Sigo creyendo que no habría
pasado nada…pero deje el bautismo de mar para Santoña al año siguiente, y fue
el príncipe de los mares en brazos del patrón del barco que estaba
absolutamente embelesado con él.
También era el chaval del
barrio, cada mañana al ir al cole saludaba al portero, a la de la farmacia, a
la del quiosco de prensa y todo el que se le cruzaba, le conocían más a él que
a mí que llevaba viviendo allí ¡¡veinticinco años!!. Todos le decían ¡¡hola
Jaime!! muy sonrientes.
Pepe, el portero tenía
pasión por Jaimolas a pesar de que un día se le queda mirando muy serio y dice
“mamá, yo de mayor quiero ser alto como Agustín (Huidobro) y no enano como
Pepe” , sin saber donde meterme le reprendí y me dijo muy digno “es que lo
estoy diciendo en serio”. Pepe sonrió y cabeceó con pesar, pero aún así no dejó
de coincidir con nosotros en el portal cada mañana para dar los buenos días a
Jaime.
En Noja, nos recibieron
con mucho cariño pero tengo una mención especial para Luis Lozón,, que nos
demostró su calidez y simpatía cada verano haciéndonos sentir queridos, en un
entorno complejo por mi situación de madre soltera. Tampoco puedo dejar de
nombrar a la familia Ruigomez, todos ellos incluida Chituca, a la que quiero
muchísimo, y sólo tengo palabras de agradecimiento por su cariño y empatía.
Ya sabéis que casi todo
se hereda y yo no voy a ser menos, así que para seguir la tradición de mi padre
en lo de fortalecer el carácter, cuando Jaime iba en bici al colegio, le ataba
los pantalones con pinzas para la ropa hasta que mi hermano Javier me indicó
que en Decathlon vendían unas pinzas específicas para ello y que así podía
evitarle el bochorno a Jaimolas.
Los partidos de
baloncesto a las 9 de la mañana de los sábados o domingos, eran un suplicio, me
costaba la vida tener que madrugar el fin de semana, pero ahí íbamos a pasar
frío, rodeados de padres insufribles gritando a sus hijos números de jugadas y
represalias por no hacer la jugada adecuada. Pero ahí estábamos nosotros para
restar tensión en los partidos, Jaime no tocaba el balón ni por casualidad pero
un día se la pasaron y encestó, así que ni cortos ni perezosos le hicimos la
ola rodeando el campo cantando el famoso ¡¡oe,oe, oe, oe…!!. Creo que no debo
aclarar quien fue la que ideó semejante festejo por un enceste ¿no? Miriam
Lastra con su alegría y positividad que
ha estado presente en muchos momentos de la vida de mi chiquitín.
Me he alargado mucho,
pero el tema lo requería, y eso que sólo os he hablado de su infancia.
Ya habrá más, no os quepa
duda.