lunes, 31 de marzo de 2014

Revitalizante

Por fin he descubierto lo que es tener una cara Picassiana. Hasta ahora sólo tenía la referencia de  Rossy de Palma pero ya sé lo que es vivirlo en mis propias carnes. Nunca mejor dicho.

Me han invitado a una demo de belleza y aunque no soy muy dada a ello, como iba con unas amigas me he animado.

Las chicas que hacían la demo son un sol y además de nuestra edad lo que viene bien por esos de las comparaciones. Son las típicas mujeres modernas, trabajadoras, con hijos estupendos (no he conocido niños más dulces y educados), ideales y remonas. Yo a su lado era lo más de lo más. Como buena Capricornio, me adelanté a las necesidades y fui sin pintar para que me pudieran hacer bien la demo, además de que con la alergia en su máxima potencia, no puedo pintarme ya que de tanto frotarme los ojos al final del día parezco una mujer maltratada. Mi atuendo me acompañaba, con ropa cómoda y juvenil como dice Adriana, la hija de Raquel, ¿Por qué siempre vas vestida de joven? Así que sin duda alguna fui la seleccionada para la demo.

Empezó la sesión y me fui hundiendo en la miseria progresivamente con sus comentarios sobre mi piel: “Tienes la piel muy fina y muy sensible”, pues sí para que negarlo, toda la vida en el colegio he sido Heidi, con el calor, la vergüenza o cualquier contratiempo, ahí estaba yo con los mofletes colorados. Y ahora, a la vejez viruelas, tengo que llevar protección 50 para no llenarme de manchas y no achicharrarme.

En pieles finas es donde más se va notando el tratamiento, así que decían, “mira, mira, es alucinante los que se te nota, las arrugas que salen de la nariz a la boca se te han borrado muchísimo” ¡¡ Socorrooooo !!  yo no me había fijado en esas arrugas y las tenía descatalogadas, ¿Qué va a ser de mí ahora?, ya tenía bastante con la cara bulldog como para ahora asimilar nuevos desastres.

Chus, por la que iba a esta demo, está tan estupenda que no valía como modelo y se quedó sin prueba, pero estaba tan emocionada por mis avances que se empeñó en hacerme fotos. Casi me muero del susto al verlas ya que se le había caído el móvil y tenía la pantalla completamente rajada, mi cara era un poema…entonces Elena, presurosa me acercó un espejo y si me proyectaba el lado tratado… salía de mí sin poder contenerme “espejito, espejito ¿quien es la más guapa?” pero si veía el lado malo, me salían más canas sin control del espanto. Ahora entenderéis que al mirarme de frente tenía ante mí una cara absolutamente picassiana.


El lado izquierdo estaba más elevado que el derecho porque recuperó tersura, incluso el ojo y la ceja estaban más levantados, las líneas de expresión más difuminadas, la piel suave y el efecto bulldog ¡¡casi desaparecido!!

Me hice fotos, pero confieso que no me atrevo a subirlas, con las descripciones verbales creo que es más que suficiente para patear el poco orgullo que me queda…
Y sí, os puedo asegurar que se nota y mucho, y eso que sólo me han hecho una sesión, Lo malo es que el efecto dura unos días y sigo con la mitad de la cara vigorizada, tersa y súper suave y la otra como las casa colgantes de Cuenca y sin brillo.   

El sistema es ageLOC GALVANIC SPA y es súper eficaz, hoy 3 días después se siguen notando las diferencias, para mi desgracia, así que sin dudarlo os lo aconsejo.

Yo sigo con dudas sobre si hacerme lo de los hilos o esto, pero la verdad es que toda la gente que me lo ha visto, me recomienda este sistema. Lo he notado una barbaridad en la caída sin red de los papos, el lado no tratado está bastante más bajo que el otro, por lo que pienso que si me doy un par más de sesiones a lo mejor me evito los hilos ¿no?

Y ya para ser insuperable, no sólo sirve para la cara y rejuvenecer el cutis, es que también sirve para revitalizar el pelo y tonificar brazos y cuerpo. Vamos que para todo lo demás, MasteCard...

Si me animo y lo compro, me dedicaré a dar sesiones, así que espero contar con vosotras como futuras clientas.

No hay mal que por bien no venga

viernes, 28 de marzo de 2014

Indefensión

El post de hoy no es fácil, llevo días dándole vueltas a la cabeza sobre si debo escribir lo que opino, que para eso este es mi blog personal, o no lo hago ya que se trata de un tema impopular. Para ello he investigado, analizado y valorado todos los puntos de vista para intentar ser objetiva, algo que no es nada fácil. Ahora la moda es poner verde a las fuerzas de seguridad del estado por hacer su trabajo que no es otro que defendernos. Pero mi baremo de justicia está saturado por tanta indignidad hacia ellos.

Se lleva ir de progres y liberales pero de una forma malentendida, yo también me considero progre si se entiende como que quiero libertad, igualdad y seguridad social, pero no a base de mamporros, insultos y agresiones, y no un todo vale que parece ser que es lo que prima en la sociedad en que vivimos. Entiendo el espíritu crítico, es la base para avanzar y crecer, pero con cabeza y dejando de lado ideales políticos y más en estos días, en los que las fronteras entre los partidos políticos son cada vez más ambiguas.

Ahora lo que nunca entenderé es ser ultra, tanto de derechas como de izquierdas, por que pienso que el extremismo embota la mente. Su definición lo dice todo: “Tendencia a adoptar actitudes o ideas extremas o exageradas, sobre todo en política”. Como vivimos en democracia y debemos tener cabida todos, además de que creo que la pluralidad suma y no resta, convivamos todos en paz y que si yo salgo a protestar por algo, estoy en mi derecho, tenga la posibilidad de hacerlo sin que se añada esta gente violenta, cuya única función es destrozar y desestabilizar, distorsionando el mensaje de dicha manifestación, y me dejen expresarme en libertad. Y que la policía demuestre su profesionalidad sin desatar la violencia en la que pagan justos por pecadores, y ciudadanos honrados se ven atacados por los defensores del orden. Como todos tenemos derechos, yo solicito el mío de ser defendida de estos brotes de violencia por los que trabajan para ello, la policía, pero siempre con respeto y sabiendo diferenciar a los ciudadanos libres de los violentos. Sé que es una utopía ya que la violencia llama a violencia pero me apena que una profesión en la que hay muchísima valía se vea desacreditada por el abuso de poder de algunos pocos.

Muchos días de mi vida pongo en práctica una de las enseñanzas más valiosas de mi madre “antes de evaluar, ponte en el lugar de la otra persona” y me ha valido de mucho en el colegio, la vida profesional, los amigos…por que la vida está conformada por personas y no por ideales políticos o religiones. Personas con ideales y creencias, pero personas. Por eso, si tras una manifestación llena de focos de violencia sin sentido en la que la policía debe intervenir en pos de la seguridad y el orden, hago el ejercicio de ponerme en el lugar de ambas partes, os aseguro sin lugar a dudas que la balanza sale ganadora hacia la policía.

Es verdad que la Policía está formada por gente preparada, con educación y con estudios y que los atacantes, puede que no. Que los policías están cumpliendo con su labor ya que se trata de su trabajo, y los otros no. Que los policías nos están protegiendo como sociedad y los otros nos están atacando. Que la policía intenta salvaguardar la tranquilidad y el orden y los otros provocar la discordia y el desorden. Que la policía intenta evitar el vandalismo que nos cuesta miles de euros en cada intervención de los violentos, que arrasan con todo lo que pueden a su paso ya sea privado o público. En definitiva que la policía nos defiende y los delincuentes nos atacan.

Pero siendo justos, también está la otra cara de la moneda, el policía violento que no diferencia ni filtra, el que abusa de su autoridad, el corporativista y defensor de los suyos aún sin razón, el que actúa bajo su inmunidad policial… pero creo sinceramente que son los menos y que en situaciones de tanta tensión, tienen que potenciar al máximo su autocontrol y realizar su trabajo con profesionalidad, con todo lo que eso conlleva.

Por tanto, después de esta reflexión, sigo sin entender el por qué de que se nos venda a la policía como los malos de la película. A lo mejor dicha visión sesgada se terminaba teniendo un familiar policía y sabiendo todo lo que tienen que aguantar a diario.  

¿Esto es libertad de expresión ?

Con la foto anterior quiero que hagáis el ejercicio de ponernos en su piel, ¿te imaginas tener que aguantar esto en tu trabajo? , es verdad que sufrimos otro tipo de situaciones tensas como el jefe despótico o el mobbing laboral, que he vivido en primera persona y te destroza, pero la actitud que transmite la foto es humillante y vejatoria, y la profesionalidad del agente es encomiable. Pero no se habla de esta imagen, se habla de las de la represión policial, que no defiendo en ningún momento, pero si hablamos, hablemos de todo.

La prensa, debe investigar y analizar ambas posiciones, y después informar sin sesgar, nos merecemos un periodismo ecuánime, lo sé, otra utopía…

Que se sientan respaldados por la sociedad y no continuamente juzgados. También sé que diréis que es algo que va incluido en su profesión, que deben saber llevar los insultos, los ataques, las provocaciones…pero vuelve a mí el mismo pensamiento recurrente, son personas…así que el que nunca se equivoque que lance la primera piedra.

Creo que la base de todo es el equilibrio y que deberíamos luchar todos a una por ello.
Necesitamos una policía más en el pellejo del ciudadano, que los sintiéramos más cercanos  y que los violentos se dediquen a sacar su agresividad a través de otras prácticas y no coartando nuestra libertad de expresión con un arma tan potente como el miedo.

Ahí lo dejo.

jueves, 27 de marzo de 2014

Gorilo

Tal y como se dice lo bueno se deja para el final, de ahí que todavía no os haya hablado de Jaime, mi hijo. Necesitaba sacar lo mejor de mí para presentároslo y finalmente aquí estoy.

Llego antes de lo esperado, por lo inesperado, pero desde que se presentó en mi vida ha sido el centro vital sobre el que he ido construyendo mis vivencias. Mentiría si dijera que ha sido fácil, pero desde luego, digo sin ninguna duda que ha merecido la pena.
Los momentos duros, lo fueron menos gracias a Resti que fue mi apoyo, mi amigo y mi empuje durante el embarazo, por lo que ahora es el merecido padrino de Jaimolas.

El día del parto, fue una peregrinación al hospital de varios coches, vamos que ni en el Rocío…y para nada… ya que en el hospital les echaron a todos con cajas destempladas. Eso sí al día siguiente volvieron con fotos de todos de bebés para buscar las 7 diferencias. El doctor Yordi (uno de los ángeles de mi vida) no daba crédito, además de tener que echar a todos varias veces al día por que la habitación estaba siempre a tope y copaban el pasillo. A mi habitación la llamaban el invernadero de la cantidad de flores que nos enviaron y en cuanto a la cantidad ingente de bombones, que entendí más tarde cuando me enteré de que Encho los recomendaba con ahínco a todo el que le preguntaba que detalle podían traernos, y que a mí no me hacen mucha gracia pero tampoco es cuestión de ser desagradecida.

El cariño demostrado y recibido fue increíble y desde aquí quiero agradecerlo aunque sea 20 años después, no hay tiempo para la gratitud. Y que puedo deciros de mi familia…ya la vais conociendo y ni que deciros que una vez más fueron una piña, y su ayuda y entrega en estos momentos hacia nosotros y mis padres fue impresionante e imborrable.

En el embarazo solo engordé 7 kilos y él al nacer pesó 4 kg así que imaginaréis lo grande que era, cuando se estiraba en la cuna del hospital tocaba con la cabeza y los pies los extremos, así que le apodé cariñosamente “Gorilo”, una característica de los Ceruti es la empatía y la ironía como binomio, pero le llamaba Jaimolas y cuando sus compis del cole me preguntaban por que le llamaba así yo les explicaba: “por que se llama Jaime y mola” y nos quedábamos todos encantados.

Físicamente es igual a los genes donados, pero en guapo, por lo que a mí me toca..
Tuve que dejar de ponerle ranitas con nido de abeja y puntillas a los 6 meses, tenía cara de mayor y parecía un enano disfrazado, e incluso con un año tenía que explicar que no era tonto, que era pequeño y por eso todavía no hablaba, ya que con un año aparentaba dos.

No era pegón, pero si le molestaban les separaba dulcemente con un ligero empujón, que normalmente terminaba con el adversario en el suelo llorando a gritos.

De pequeñajo le encantaban los animales y cuando le llevábamos al Zoo, imitaba los ruidos de todos los animales por lo que la visita duraba horas y es bien sabido que si algo me caracteriza es la paciencia. Todavía mis amigas me recuerdan la cantinela de “Jaime a la una, Jaime a las dos, Jaime a las…”

Uno de los días más felices de mi vida fue cuando nos dimos cuenta de que veía de lujo.
Estábamos andando por la calle con mis hermanos cuando dice muy contento señalando al cielo, en su lengua de trapo ¡¡ vión !! inmediatamente miramos todos hacia arriba pero ahí no se veía nada, es más pensamos que decía ¡¡ babión!! por eso de la tierruca, pero después de dejarnos todos los ojos vimos una ligera estela que demostraba que por ahí, en la lejanía había un avión. Casi lloramos de alegría, a la nueva generación nadie le llamaría “gafotas”.

De peque era alegre y feliz a pesar de ir disfrazado el día antes o el día después de la fiesta correspondiente. El disfraz de pastor tuvo un pase y el de árbol sacó toda mi creatividad escondida, pero cuando tuve que hacerle un disfraz de molino a juego con un compañero suyo, me desesperé, ¿pero a quién se le ocurre pedir un disfraz de molino? Ya no saben que inventar para amargarnos la vida a los padres trabajadores, por que además suele ser una petición de un día para otro o siendo justos… que tu hijo te comunica la tarde antes. Una de las cosas positivas que tenía trabajar en publicidad es que los creativos amigos míos cooperaban con ideas y en el caso de Chuco, incluso como mano de obra.

El peor día de mi vida aunque no os lo creáis fue en Noja, desapareció en la playa y estuvieron todas las pandillas (mayores, medianos y pequeños) buscándole como locos. Llegué a pensar que le habían raptado por que un chavalín tan guapo, tan estiloso, tan solete…era un caramelito, pero no, como siempre ha sido muy independiente se había ido a las rocas con el esquilero.

Desde pequeñín ha sido muy avispao, con 4 años un día en el semáforo esperando a cruzar para ir al cole, rodeados de madres con diadema y pendientes de perlas, me pregunta en un tono de voz bastante alto ¿mamá, cómo dices que se llama mi padre?. Cuando pude decir palabra, le susurré: Jesús, mientras las madres de alrededor crujían el cuello para no perder ripio, entonces se le abren los ojos desmesuradamente y dice ¿DIOS????????? A lo que, como ya imagináis, respondí con una carcajada
Ahora ya se ha acostumbrado a mi risa estridente pero estando embarazada se revolvía en mi tripa y recién nacido se asustaba con mi risa cantarina.

Probó todo tipo de actividades extraescolares en busca de lo que le gustara porque eso sí, es ligeramente dubitativo e indeciso, pasamos por ajedrez, baloncesto, natación, campamentos de verano, ski, rugby…


Ha sido un niño muy querido allá donde íbamos, desde que nació lo metí en una mochila y donde yo iba, él me acompañaba. A veces no me daba cuenta de la fragilidad de un bebe al sentirlo tan mío, casi como si fuera una parte de mi cuerpo y tenían que convencerme de no hacer cosas que pudieran implicarle peligro, como cuando con 20 días, quise hacerle el bautismo de mar en Mojacar el día de la Virgen, saliendo en la procesión en barco, pero ahí estaban mi madre y mi tía para llamarme loca y prohibirme subir al pesquero. Sigo creyendo que no habría pasado nada…pero deje el bautismo de mar para Santoña al año siguiente, y fue el príncipe de los mares en brazos del patrón del barco que estaba absolutamente embelesado con él.

También era el chaval del barrio, cada mañana al ir al cole saludaba al portero, a la de la farmacia, a la del quiosco de prensa y todo el que se le cruzaba, le conocían más a él que a mí que llevaba viviendo allí ¡¡veinticinco años!!. Todos le decían ¡¡hola Jaime!! muy sonrientes.

Pepe, el portero tenía pasión por Jaimolas a pesar de que un día se le queda mirando muy serio y dice “mamá, yo de mayor quiero ser alto como Agustín (Huidobro) y no enano como Pepe” , sin saber donde meterme le reprendí y me dijo muy digno “es que lo estoy diciendo en serio”. Pepe sonrió y cabeceó con pesar, pero aún así no dejó de coincidir con nosotros en el portal cada mañana para dar los buenos días a Jaime.

En Noja, nos recibieron con mucho cariño pero tengo una mención especial para Luis Lozón,, que nos demostró su calidez y simpatía cada verano haciéndonos sentir queridos, en un entorno complejo por mi situación de madre soltera. Tampoco puedo dejar de nombrar a la familia Ruigomez, todos ellos incluida Chituca, a la que quiero muchísimo, y sólo tengo palabras de agradecimiento por su cariño y empatía.


Ya sabéis que casi todo se hereda y yo no voy a ser menos, así que para seguir la tradición de mi padre en lo de fortalecer el carácter, cuando Jaime iba en bici al colegio, le ataba los pantalones con pinzas para la ropa hasta que mi hermano Javier me indicó que en Decathlon vendían unas pinzas específicas para ello y que así podía evitarle el bochorno a Jaimolas.

Los partidos de baloncesto a las 9 de la mañana de los sábados o domingos, eran un suplicio, me costaba la vida tener que madrugar el fin de semana, pero ahí íbamos a pasar frío, rodeados de padres insufribles gritando a sus hijos números de jugadas y represalias por no hacer la jugada adecuada. Pero ahí estábamos nosotros para restar tensión en los partidos, Jaime no tocaba el balón ni por casualidad pero un día se la pasaron y encestó, así que ni cortos ni perezosos le hicimos la ola rodeando el campo cantando el famoso ¡¡oe,oe, oe, oe…!!. Creo que no debo aclarar quien fue la que ideó semejante festejo por un enceste ¿no? Miriam Lastra con su alegría y positividad que  ha estado presente en muchos momentos de la vida de mi chiquitín.

Me he alargado mucho, pero el tema lo requería, y eso que sólo os he hablado de su infancia.

Ya habrá más, no os quepa duda.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Inicios

Mis inicios en la profesión fueron variopintos, por llamarlos de alguna manera. Tras luchar con mi padre por que no quería que “su niña” trabajara en publicidad, ese mundo de perversión que me podía corromper, volví de Francia donde me envió para que se me olvidara dicha idea, y estudié publicidad, a cabezona no me ganaba nadie…o como dice mi madre “Lucía siempre fue muy decidida” cuanto más poético ¿verdad?

El causante de que me llamara la atención el mundo de la publicidad fue mi padre, no recuerdo las veces que traía a casa bocetos para presentaciones y nos las enseñaba encantado, ahí empezó el gusanillo. Cuando veía tantas ideas diferentes para transmitir lo mismo me parecía que era arte de magia, al volver a casa por la noche tras su presentación lo primero que le decía era: ¿cuál ganó? No importaba el producto ya que por casa circuló de todo desde el glamour de De Beers con sus espectaculares brillantes, pasando por Marie Brizard con la luna siempre presente en sus gráficas, al color infinito de las familias felices de Kodak o el mundo de las baterías Tudor. Un abanico de ideas, imágenes, frases, conceptos que no habría llegado a conocer si no fuera por mi padre, y si a esto le unes las historias, anécdotas, chascarrillos, fotos del ambiente de la agencia que nos contaba tanto mi padre como sus colegas, entenderéis que me viera abducida por ese mundo.


Como por una décima no pude entrar en la universidad, el sueño de mi vida, tuve que estudiar en CENP pero aún así, a pesar del disgusto inicial, fue una época estupenda, me encantó, conocí gente fantástica que todavía conservo como amigas y disfruté muchísimos estudiando lo que realmente me gustaba. Una mención especial a Loreto con la que iba a clase en su vespino y nos pasaba de todo lo imaginable. Algunos días al salir de clase íbamos a ver a mi padre a la JWT, la agencia número uno en esos momentos y soñábamos con llegar a trabajar en una agencia así, aunque en esos momentos eran sueños sin perfilar, casi etéreos, en los que no te dabas cuenta de la dificultad de los inicios.

Hice el training en JWT bajo la supervisión y preocupación de mi padre que todavía no las tenía todas consigo, pero rápidamente acabé con sus miedos y ya se quedó tranquilo con respecto a mi “saber hacer” en ese ambiente. He de reconocer que iba con el hacha al hombro con respecto a los hombres así que no estaba para bromas.

El Big Bang tuvo lugar una mañana en la que bajaron unos creativos a la pecera de los trainee a buscar niñas desvalidas para enseñarnos una campaña y ver si la entendíamos (mal inicio). Para que os pongáis en situación, os voy a describir a los personajes y el ambiente que se respira en una agencia. La comunicación es abierta, de tú a tú, clara y directa, y todo entre risas y buen rollito y ellos…Luis, uno de los capos creativos más atractivos que he conocido en mi vida y Fernando, un armario ropero que intimidaba bastante. A esto añadirle que aunque era mi primer trabajo en agencia ya tenía un backup importante y sabía del perfil del creativo, genialidad unida a cierta prepotencia de artista y se dispararon todas las alarmas. Si sumáis mi animadversión a los hombres, mi idea sobre los creativos, que encima estaban estupendos y que demostraban claramente su superioridad frente a nosotras…entenderéis que no estaba predispuesta a la cordialidad, eso sí, siempre con la educación aprendida de mis padres.

Evidentemente no sabían de quien era hija y yo tampoco hice nada para que lo supieran, respondí como pude a sus preguntas y cuando ya me harté de su tono graciosillo y ligeramente despectivo les dije “soy rubia pero no tonta, ya os he dicho lo que opino así que si no os importa me voy, que ya me aburre este paripé de trainee tonta frente a creativo superlativo”. Mis compis no daban crédito pero es que en mí nunca ha tenido cabida la sumisión frente a la estupidez. Evidentemente no conté nada de esto a mi padre y pasados dos días oí unos alaridos en dirección a la pecera ¡¡ Ceruti, te mato !! , era Fernando que además de creativo es amigo de mi padre. Fue él quien se lo contó a mi padre y eso hizo que Don Florencio se quedara tranquilo con respecto a la indefensión de su hija en esta profesión. Y yo siento un gran cariño por Fernando al que también me une el amor por la tierruca.

Empecé este post para hablaros de un amigo de profesión con el que me reencontré en una comida, pero como siempre mi carácter Capricornio me obliga al orden y todavía no he llegado a la agencia en la que trabajamos juntos así que eso tendré que dejarlo para otro día.

Mariano, queda pendiente.


domingo, 23 de marzo de 2014

Día del padre

Reconozco que esta semana entre que he estado medio pachucha y ligeramente vaga, me he dedicado sobre todo a leer así que he descuidado bastante el blog. Pensando en que podía contar, he decidido que había que darle un homenaje a mi padre para celebrar su día.

Cuanto mayor somos, más nos vamos dando cuenta de lo importante que es la presencia e influencia de los padres en nuestras vidas, en como afrontarla, en la formación de nuestra personalidad y carácter, en nuestra educación, en nuestra base moral…en definitiva en nuestro YO. Son nuestra referencia.

Hacia los míos sólo tengo palabras de agradecimiento y orgullo, han sido fabulosos y siempre lo diré, es verdad que hay cosas criticables pero… ¿Quién nació sabiendo ser padre? Lo aprendí cuando tuve a mi hijo y os aseguro que siempre he pensado que se debía dar un manual de instrucciones, por que es una de las cosas más difíciles de la vida. Menos barra de pan bajo el brazo y más instrucciones…hombre ya…

Hasta ahora os he hablado de ambos pero el peso pesado se lo ha llevado mi madre ya que con ella convivíamos más. La profesión de mi padre ha sido siempre de horarios muy difíciles para la familia, la bendita publicidad (recordaréis que éramos la familia Kodak) y si a eso le sumamos que su mayor hobby es dormir, ahora entenderéis por qué nunca llegábamos a tiempo a ninguna comunión de primos, ni al RACE, ni a casi ningún sitio… bueno a misa sí, ahí estábamos peleándonos por ponernos lo más alejados de mi padre y sus cánticos a pleno pulmón mientras te abrazaba por los hombros para evitar tu inminente fuga. Encho que era más listo, se solía poner en otro banco para evitar el bochorno pero Javier, la sombra de mi padre, nos venía muy bien en esas situaciones ya que el se quedaba a su lado encantado, de ahí su apodo” pelota, cara caucho que hueles a goma”.

A todos nosotros nos hizo pasar por situaciones bochornosas que en el fondo, muy en el fondo era un subterfugio para marcar nuestro carácter y dotarlo de personalidad.

El premio gordo fue el día que se compró coche nuevo, imaginaros la ilusión cuando nos lo dice ¡¡¡ Coche nuevo !!! , bajamos como locos al garaje para verlo y nos encontramos con el tomatito. Yo pensé que era una broma, de mal gusto, pero una broma, nos quedamos espantados ante ese 124 rojo fosforito con pegatinas de 2000 en color negro atravesando los laterales. Pensábamos que se habría comprado un coche de padre y no uno de jovencito corredor de rallyes…se empeñó en que nos montáramos para dar una vuelta en su nueva carroza y cuando ese motor se puso en marcha, la cosa empeoró y bastante. ¡¡ Sonaba a coche de macarra !! Instintivamente nos tiramos los 4 en plancha al suelo para que nadie pudiera vernos, y sí,  no recuerdo el paseo ya que sólo miré a la alfombrilla.

De todos, a la que más afectó fue a Ana, Javier estaba encantado, Encho sólo lo sufría cuando íbamos de viaje y yo, una vez asumido no le daba más importancia, pero para Ana fue un suplicio. Mi padre se empeñaba en llevarla al colegio, de malotes y pijos de Madrid, y ante la imposibilidad de negarse, lo que si le exigía, era que la dejara una manzana antes de llegar, para que no la viera ningún compañero bajarse del tomatito.

Una cosa buena si tenía, se le oía desde la Pza. del Perú y ya estábamos preparados cuando llegaba a casa. También hacía amigos en los semáforos, recuerdo un día en que un gitano que vendía mecheros se acercó y le dijo “pedazo carro, este tira como ninguno, yo tuve que venderlo por que consumía mucho”, ahí creo que fue la única que vez que se planteó dudas sobre su decisión…Estuvimos dando gracias a Jaime Sainz de la Maza durante 10 años por habérselo vendido, que gran amigo… hasta que Javier se apiadó de todos nosotros y decidió aparcarlo en Los Tornos ¡¡ Gracias, hermano!!

En Noja rápidamente le pusieron un apodo acorde con él, su coche y su forma de conducción letal: El Barón Rojo


 Conchita Gómez Olea, que es un sol, subía muchos fines de semana con mi padre de Madrid a Noja, por que eso sí, mientras nosotros veraneábamos 3 meses, el trabajaba y subía a vernos cada fin de semana. El caso es que Conchita siempre ha sido muy sonriente pero yo todavía tengo mis dudas, sobre si es más un rictus tras viajar con mi padre por el escudo en el tomatito, o se trata de su dulce naturaleza, ya que repetía cada fin de semana.

A mí, además de avergonzarme con sus amigotes presentándome como un caramelito para sus hijos, hablando de dotes y futuros compromisos con ellos, que todo sea dicho de paso, no me miraban a la cara… siempre les he gustado más a los padres que a los hijos… en cuanto tenía oportunidad se presentaba en mi pandilla como mi hermano mayor. Pero un día le devolví la pelota… se acercó con ese andar tan característico suyo, metiendo tripa y sacando pecho, a lo jovenzuelo, y les preguntó a los chavales de la pandilla que estaban jugando al voley playa si se podía apuntar. Ni que deciros que no era lo suyo y que cuando hacía un esfuerzo se olvidaba de meter tripa…yo estaba sentada con varios amigos viéndoles jugar y uno de ellos me pregunta ¿pero quien es ese señor?, a lo que contesto “el típico abuelo que se quiere hacer el juvenil…”, la conversación se alargó bastante hasta que Gonzalo se pasó un poco, culpa mía por darle cancha, y entonces grité “papá, anda déjalo ya que te va a dar algo”. Gonzalo se quería morir y mi padre soltando dos gracietas se volvió a ir más ancho que largo, volviendo a meter tripa.

La que empezó a hincharse como un pavo, fui yo cuando entré en el mundo de la publicidad y empecé a conocer gente con la que había trabajado mi padre, cuando la descripción que hacían era unánime y siempre dicha con mucho cariño “tu padre, es un señor”, y ante eso ¿qué respondes?, pues lo que puedes mientras sonríes y el orgullo te invade. También me ha contado que sus presentaciones en Kodak eran multitudinarias, que nadie se las quería perder y que entraban hasta las secretarias.

Ha tenido un Don de gentes y una gracia natural que he ido descubriendo a través de la profesión por que tal y como decía mi madre…”tu padre, es placer de casa ajena”. En casa era estricto salvo cuando volvía de algún evento con una copuca y mi hermana aprovechaba para que le firmara cheques y así sacarle algo de pasta, ya que era poco gastador y las pagas eran muy reducidas. Aunque es una de las cosas que le agradezco en el alma, ya que nos hizo apreciar el valor de las cosas y evaluar el esfuerzo, grandes valores que hoy en día están olvidados para desgracia de todos.

¿Guapo, eh?

En definitiva, estoy orgullosa del padre que me engendró y de todo lo que me ha enseñado y transmitido, pero no creáis que aquí acaba la cosa, quedan muchas anécdotas por contar…

jueves, 20 de marzo de 2014

Estirada

Toda la vida me han tildado de estirada y os aseguro que no hay nada más ajeno a la verdad, la realidad es que soy despistada y eso va unido a un montón de dioptrías. En invierno tenía un pase, pero en verano la cosa se complicaba, si a esto le sumáis que a la playa bajaba sin gafas, imaginaros el resultado.

Para poneros en contexto debo describiros la playa de Ris. Es impresionante y debía ser considerada como una de las maravillas del mundo. He viajado y he conocido playas increíbles (Caribe, Thailandia) pero jamás han superado las de Noja. Un claro ejemplo es la playa Paraíso en Cuba, si os enseño las fotos podéis morir de envidia, pero la realidad era otra: la arena finísima y tan blanca que te cegaba, achicharraba de tal manera que era imposible ir descalzo; sólo había un par de sombrillas y las peleas por ellas eran de escándalo, riéte tú de las peleas de gallos...en este caso de gallinas; los adorables cangrejitos de playa eran centollos gigantescos dispuestos a atacarte al menor descuido, lo que aportaba un relax considerable; el idílico agua color turquesa casi transparente era peor que un caldo de pollo tibio, hacía menos calor fuera del agua que en remojo y a eso hay que añadir que era una balsa, no existían las olas... total que esa playa paradisiaca de folleto, para Leonor y para mí paso a llamarse playa Infierno.


Yo sabía donde estaba mi pandilla gracias al chalet verde, que era la referencia tanto para bajar a la playa por las dunas como para ubicarme y llegar al grupo al subir de la orilla. Cada verano me aprendía el traje de baño y toalla o pareo de cada uno e incluso su forma de andar o gesticular, aclaro que era algo innato, no premeditado ni que me propusiera memorizarlo, ya que en ese caso iba aviada...si tenía que tirar de mi memoria.

Una de mis guías además de la ubicación bajo el chalet verde, era el tamaño del grupo que crecía año a año, y como nunca me fallaban, seguía utilizando estas artimañas cual brújula para localizar a la pandilla, hasta que un verano en el que no paraba de llover, un domingo amaneció soleado y con el sol llegaron hordas de autobuses cargados de gente que se desparramaron sin orden ni concierto a izquierda y derecha de nuestro grupo. Al bajar a darme un baño no me fijé en dicha conquista del espacio y al subir hacia el grupo me equivoqué y a punto estuve de sentarme con el imserso, hasta que oí unos gritos que me aclamaban ¡¡Aquí, Lucía, aquí !! al girarme hacia los gritos veo que me está llamado Maca Ruigomez muerta de risa, por lo que al mirar a los que me rodean me doy cuenta de que me encuentro entre viejucos desconocidos, muy sonrientes, eso sí, que me invitaban amablemente a que me quedara con ellos.

Para solventar estos malos ratos para mí, aunque divertidos para el resto, mis padres dejaron que bajara a la playa con lentillas y para mí se abrió un mundo nuevo...el color del mar, la arena finísima, las ondas de la arena bajo el agua, los pececillos, los dibujos de los trajes de baño, la pelota de las palas, poder leer.. ¡¡ todo un descubrimiento !!...hasta que me tiré de cabeza del vivero para hacerme la chulita delante del chaval que me gustaba y me pegué tal planchazo que abrí los ojos y perdí una lentilla. Como no me atrevía  a decírselo a mis padres anduve cegata medio verano, lo peor eran las noches que gracias a Manu Montero, el cañón de la pandilla y muy buen amigo tal y como me demostró haciendo de Lazarillo, pude salir a pesar de mi incapacidad visual que conseguía atenuar con un par de mistelas.

Como ejemplo os pongo la siguiente foto, veréis que tengo una mirada fija, escrutadora e incluso bucólica y etérea, como perdida en la nada, pues sí, nunca mejor dicho, perdida...vamos que ni me enteré de que Sete me la hizo a dos palmos de mis narices. Ese era mi triste nivel de visión aunque para otras cosas era positivo, todo el mundo tenía buen tipo y vivía rodeada de perfección ya que nunca veía los detalles, ya fueran buenos o malos.


La foto la hizo el fotógrafo oficial de la familia, es lo que tiene tener una familia grande, tenemos de todo para todos. Hay reportajes fotográficos fantásticos de todos los veranos gracias a Sete aunque se notaba que tiraba un poco hacia los suyos, como es natural, y parecía que en Noja sólo veraneaban los Ramos.

Por último, para que os quede claro que nunca fui una estirada sino más bien corta de vista, os contaré el suplicio al que me sometía uno de mis grandes amigos de la pandilla, el negro, al no querer entender que no veía bien. Como es bien sabido, la familia García de Lago gusta de comer viandas en la playa en lugar de subir a casa a medio día, así que ahí estaba yo cuando el negro nada más comer bajaba a la playa a torturarme (menos mal que a esas horas había poca gente) y se empeñaba en obligarme a jugar a palas. 
Yo lo intentaba con toda mi alma, pero lo que no es, no es... si llegué a darle a la pelota alguna vez, no lo recuerdo, pero lo que no olvido es el castigo al que me sometía por que pensaba que fallaba adrede. Es verdad que levantaba la mano hacia la derecha cuando la pelota pasaba por mi izquierda o me daba directamente en la cabeza, lo que hacía difícil que pensara que yo lo intentaba con ahínco... entonces me perseguía dándome con la pala en el trasero hasta que entre risas le suplicaba que parara.

Jugar, lo que es jugar a palas, nunca lo conseguí y mira que me moría de envidia viendo jugar a tía Menchu con mi madre o a Javier y Juanillo, pero no estaba destinada a ello... ahora reirme y correr ese verano fueron todo una.


Nostalgia

Por lo poco que llevo contado, iréis intuyendo que somos una “Gran Familia”, además de que somos muchos, nuestras madres, las loritos, como buenas mamás gallinas nos han transmitido el valor de la familia y han potenciado que estuviéramos juntos a la mínima oportunidad, por lo que somos una piña.

Mi madre, mis tías y el patriarca son 7 hermanos y aunque han vivido repartidos entre Madrid, Valladolid y Santander, el nexo de unión siempre ha sido su tierra natal, Santander, donde subíamos todos en cuanto era posible.


Tía Lola, la mayor de todas empezó a organizar las “García lagadas” en verano y ahí todos los que estábamos en la tierruca acudíamos a la llamada raudos y veloces. Si algo hay que destacar de los García de Lago y que creo han sabido transmitirnos es su positividad y alegría, que son acogedores y generosos, y que saben disfrutar de las cosas y si es compartiéndolas, mejor que mejor.

Desde dentro me siento una privilegiada por pertenecer a esta familia, a pesar de las pullas entre nosotros, la continua ironía en nuestra comunicación verbal y que somos un poco puñeteros unos con otros, pero también es verdad que siendo tantos la tentación es mayor… Y desde fuera, damos un poco de miedo mezclado con envidia, miedo a causa de tanto despotrique debido al exceso de confianza mal entendida, y envidiuca por ser tantos y tan bien avenidos. Una amiga mía, todavía recuerda que se peleaban por tirarle los tejos entre los tíos y los primos, haciendo todo lo posible por agradar al visitante… La amiga de un primo que nos conoció de copas nos apodó los “Gremlins” porque en cuanto apareció el alcohol salían primos hasta de debajo de las piedras. En resumen, que somos una familia envidiable a la que nos encanta estar juntos, unos cuanto días, si son más podemos llegar a saturarnos…de tanto cariño.

Este fin de semana estoy de ocupa en casa de mi tía y primos en Valladolid. Como cada invierno, desde hace unos años, me auto invito en su casa para alejarme del agobio y el estrés y volver al pasado, me explico, como vivimos muchos veranos y Semana Santas juntos hay miles de recuerdos que rememoramos y nos dejamos llevar por la nostalgia, por lo menos yo, que considero que los años de infancia y juventud fueron maravillosos, el mejor regalo de nuestros padres.


Yo no lo recuerdo pero me la han contado. Por todos es sabido que era la preferida de mi tío Jesús, su pasión hacia mi empezó cuando tuvieron que cobijarme al poco de nacer mi hermana Ana. Mi madre a los dos días de nacer mi hermana, se fue de compras y tuvo una neumonía que casi se la lleva al otro barrio. Al ingresarla tuvieron que repartirnos a mis hermanos y a mí entre varias familias.

A Ana le tocó en casa de los Tarrío, de ahí le viene la bizquera ya que se asomaban todos a la vez a su cuna y ella no queriendo hacer un feo a nadie no fijaba la vista en ninguno en concreto. 
A mi me tocó en casa de los Ramos que me recibieron con cariño y entrega. Para los Ramos, conocidos como los beduinos, mi primo Iñigo era el rubio de la familia, para orgullo de su padre hasta que llegué yo…como ya éramos inseparables nos ponían los cucos juntos. Cuando tío Jesús se asomaba y nos veía, mirándome con muchísimo cariño me llamaba "cabrona" desde el fondo de su alma, imagino que se debía a mi piel de porcelana y pelo rubio que contrastaban con "el rubio".
Esto nos unió muchísimo y cuando en ca Quinito se hacía "operación limpieza", tras una ligera sugerencia de tío Jesús, se ponían todos en marcha menos yo que me quedaba a su lado vigilando que lo demás hicieran bien el trabajo y se aplicaran como era debido. Lo que si recuerdo es su mirada perpleja cuando me lo repetía con todo su candor y yo devolviéndole una mirada impertérrita le contestaba: "eso, eso, operación limpieza".

Al igual que mi padre, tío Jesús era un gran contable, sabían el número justo de bolis y de nueces, respectivamente, (ni más, ni menos) y su ubicación exacta. En mi casa por desaparición o mordedura de bolígrafos BIC éramos castigados sin salir continuamente, después de presenciar el mayor de los enfados, cosa que con el tiempo he ido entendiendo al no encontrar nunca nada en el sitio en el que lo dejé...A lo mejor por eso se llevaban tan bien y cuando mi padre metía tripa y sacaba pecho creyéndose joven y atractivo, mi tío Jesús le decía con sutileza "¡¡ Pero que mal hecho estás, coño !!"


El caso es que en Villameca, donde pasamos alguna Semana Santa para envidia de las Arizmendi que siempre han sido un poco peluseras…en el salón había una fuente con un número exacto de nueces sobre la que se había advertido incansablemente que eran intocables por manos ajenas a las de su dueño. Pues bien, Javier mi hermano, osó comerse una, pero en su defensa diré que no se tuvo en cuenta “el despiste” innato de los Ceruti y que se le tildó de ladrón con demasiada prontitud. Es más creo que a partir de esa afrenta el carácter de mi hermano se endureció y maduró antes de tiempo, volviéndolo adulto en su tierna infancia ¡¡Esperad!! que acabo de recordar que mi madre también le dio un empujoncito en este sentido, el día que le mandó a la tienda a devolver un chicle Cheiw que había hurtado en un descuido. No recuerdo haberle visto más colorado y avergonzado que ese día, el único en el que se le ocurrió saltarse las normas y… ¡zas! le pillan.

Y así fuimos pasando, año tras año, los veraneos. Los Ceruti éramos la familia Kodak, con camisetas, gorras, pelotas, flotadores y barcas amarillas con logo rojo, muy discretos y siempre a salvo de perdernos en la playa de los Navarro. Y los Ramos, la familia deportista, nadando, montando en bici, jugando a palas, sacando musculito...vamos la combinación perfecta.

No se ellos, habría que preguntárselo, pero para mí fueron unos veranos insuperables.


jueves, 13 de marzo de 2014

Otras vidas, otros mundos.

Hoy estaba atascada y no sabía sobre qué escribir pero me he topado con la película El Médico y aquí estoy, intentando transmitiros lo que me ha parecido. Pero primero debo hablaros del libro que me leí hace mucho tiempo, unos veintiocho años atrás, y del que recuerdo ”la esencia”, ya sabéis de mi mala memoria…

Una de mis pasiones es leer. Me aporta muchísimo. Te abre la mente, te evades y vives otras vidas, en otros países, otras culturas…aprendes sin darte cuenta, disfrutando, de ahí que se diga que leer es cultura. Es como magia, dar con un buen libro y que no puedas dejar de leerlo. Hay veces que no paro hasta que me vence el sueño, he llegado a apagar la luz a las cinco de la mañana y seguir nada más despertarme, después de haber soñado con la historia. Si el libro me ha gustado y me ha tenido enganchada de principio a fin, cuando lo acabo siento una especie de vacío y sólo pienso en tener suerte y dar con uno tan bueno o mejor que el terminado. Para que os hagáis una idea, he estado sin televisión seis meses y no lo eché en falta, no me daba tiempo, eso sí me convertí casi en ermitaña devoradora de libros y llegué a enterarme de que había nuevo Papa por un chat. Al darme cuenta de que tampoco podía vivir de espaldas a la realidad me compré una TV en oferta y ahora soy capaz de combinar ambas cosas en su justa medida. A día de hoy leo, escribo, limpio, cocino y veo la TV, aunque no tiene por que ser en ese orden.

Lo malo de las historias que enganchan es que me mimetizo con lo que leo y acabo de pasar una racha malísima. Han caído en mis manos cinco libros seguidos sobre las guerras mundiales, una trilogía y otros dos. Mientras leía el asedio a Leningrado, dejé de comer; leyendo los horrores que el comunismo hacía con la población rusa, lloraba desconsolada; con las matanzas en el frente de ambas guerras, me moría de angustia; al ver la maldad humana en su máxima potencia, me desesperaba; la llegada en masa a Palestina, de los judíos que huían del holocausto, y las espantosas consecuencias para el pueblo palestino, me revolvían…lo único que me ayudaba con tanta desazón eran las historias de amor que sobrevivían a tanto espanto, entonces el romanticismo me engullía y quería vivir un amor así, en toda su plenitud…

Total, que si alguien quiere hacer régimen, sólo tiene que ponerse a leer sobre carestía, escasez y penurias, es súper efectivo.

Bueno, a lo que iba, que me pierdo…


El libro de El Médico, me cautivó y me enganché desde la primera página. Me pareció fantástico, era la primera vez que leía sobre medicina, Oriente, otras religiones y sus diferencias, el enfrentamiento entre fe y ciencia, el choque de culturas… Y todo ello con una trama fascinante. Pues bien, la película me ha encantado, bien es cierto que no es un fiel reflejo del libro ya que la reducción de la trama es considerable, e incluso cambian la trayectoria de algunos personajes, pero aún así es una maravilla. La ambientación es increíble, todo rodado en escenarios naturales; la fotografía alucinante, hay imágenes que parecen cuadros; las actuaciones buenísimas, Tom Payne, se sale y  Ben Kingsley, estupendo como siempre; el vestuario cuidado al detalle y la música magnífica, Son casi dos horas y media de película que se te pasan sin darte cuenta, te atrapa.

Da gusto ver pelis así, de las que te dejan buen sabor de boca

Espero que si decidís verla, os guste tanto como a mí.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Sueños rotos

Empecemos por el principio y en orden, algo necesario para que vayáis conociéndome.

Mi nombre se debe a las irrefrenables ganas de mi madre de tener una niña a la que poner por nombre Lucía y como fui la primera en llegar, me tocó. Lucía era una compañera suya de colegio, era guapa, coqueta y muy femenina, un característica altamente valorada por mi madre que es una coqueta empedernida.

El caso es que llegué yo y todos sus sueños se fueron al garete. Al principio tuvo sus esperanzas por que era un bebé rubio de ojos azules adorable, si no me daba por berrean cual posesa y me “pasaba” hasta ponerme morada… ahí es donde empezaron los indicios de que algo no iba por el camino marcado. Más tarde, ya en el colé, no había día que volviera a casa sin moratones, heridas en las piernas y el uniforme sucio, pero claro ella no  tenía en cuenta ni apreciaba que ser la que tocaba la rama más alta al columpiarse, la que llegaba más lejos al lanzarse desde columpio o hacía las mayores barbaridades en las anillas, requería de muchísimo esfuerzo y era altamente valorado por mis compis.

Tenía mucha fuerza física (ya quisiera mantener algo ahora) y mantenía a raya a las matonas (nunca me pegué con nadie) además de ser siempre elegida como jefa de equipos de juegos, lo que también exigía por mi parte dedicación y constancia para mantener mi estatus ya que en los estudios no era tan líder, mi apodo era "Doña septiembre" y las monjas me alegraban los oídos de forma bastante constante con "Ceruti te voy a poner un cerote" (mis primeros contacto con la creatividad)... Quiero que conste que no utilizaba esa fuerza y empuje con malos fines, es más, todo lo contrario, nunca he soportado el abuso, mi filosofía siempre ha sido que nadie es más que nadie (intelectualmente este mantra fue beneficioso para mí y mi autoestima con respecto a las notas) y por ello las monjas me llamaban "la abogada de pleitos pobres". Ahora es cuando me doy cuenta de que las tenia ligeramente torturadas, si humillaban en clase a alguna niña ahí estaba yo..." ¿no cree q eso debía decírselo en privado? o ¿esto es lo que se llama caridad cristiana?",  siempre dicho con educación y tras levantar la mano para pedir la palabra, ya imaginaréis que me pasaba el día en el pasillo o en el despacho de la directora, cuando no estaba ocupada en alguna tarea de defensa personal de alguno de mis familiares más desvalidos (esto lo dejo para otro post).

También es cierto q mi hermano mayor tuvo mucho que ver con la manía que me tenía la hermana Justina. La simpatía y empatía no eran los rasgos más destacables en ella así que os imaginareis su reacción cuando vio en el edificio de enfrente al colegio un mensaje romántico y candoroso dedicado a su persona de más de un metro de alto que decía "I love Justina". El revuelo q se organizó fue mayor que el de cualquier manifestación del momento, las risas y gritos de las alumnas se oían desde la plaza del Perú, pero lo peor fue que nada más entrar en clase, me amenazó expresando categóricamente que o desaparecía dicha declaración de amor o yo no aprobaría jamás su asignatura, que por otro lado llevaba brillantemente a lo largo del curso. Al trasladar mi preocupación en el hogar familiar, mi padre envió de inmediato a mi hermano, autor de la obra, cubo en mano a borrar las pruebas del delito. Aunque os cueste creerlo el diseñador y autor de dicha obra fue mi hermano, el tímido, sí lo sé, increíble e impensable ¿no? Como además de artista es muy listuco, Encho tuvo que recurrir a toda su audacia para arreglar dicho desaguisado y como era imposible borrarlo lo adecuó de forma brillante, reescribiendo encima y sustituyendo el nombre de la amada, quedando así: "I love Josefina", ante lo que la candorosa monjita no pudo replicar cuando respondiendo a su ira le pregunté ¿se llama usted Josefina?, sonriendo educadamente, como mi madre me enseñó con constancia y cariño a lo largo de los años.

Los fines de semana era otro cantar, mi madre me llenaba de lazos y vestidos de nido de abeja. Mientras no me moviera y no explayara mi felicidad carcajeándome todo iba bien, pero sólo hay que mirar las fotos de las comuniones de los primos, para ver que el recato no era lo mío y dicho sea de paso era más bien una carencia familiar.




Con la pubertad todo se aceleró en dirección contraria a sus deseos y los debates y discusiones sobre moda fueron claramente divergentes. Aguanté con vestidos de flores, camisas de puntillas y faldas escocesas hasta bastante tarde, en comparación con lo que veo ahora fui una SANTA. Entre los 15 y los 16 empecé a decidir los modelitos para vergüenza y espanto de mi madre, y mía en la actualidad al ver fotos de esa época, aunque debo decir en mi defensa que era la moda del momento ¿Quién no piensa lo mismo al ver fotos del pasado?


Actualmente tengo su aprobación y yo diría casi devoción ya que conjunto que me ve, conjunto que me quiere copiar. No se si se debe a que mi estilo ha terminado por gustarle o a su estado de eterna positividad y alegría, pero yo prefiero pensar que se debe a mi innata elegancia y saber estar, y así…¡¡felices las dos!!

martes, 11 de marzo de 2014

Efectos colaterales

Sé que la belleza es efímera pero nunca pensé que su desgaste fuera tan devastador. Tengo la garganta reseca de tanto sonreír para que no se me vean los papos caídos y es agotador, al final del día parezco Stallone, por eso de la parálisis facial.

Hasta ahora pensaba que NUNCA llegaría a lo de Marujita Díaz o Sara Montiel, que yo iba a tener personalidad y sabría llevar la vejez con dignidad y aquí me veis, que sólo me falta buscar un cubano jovencito para ser el mejor de sus reflejos.
Que sabia es la vida… nunca digas nunca...

Me estoy planteando ponerme los hilos “mágicos” de polidioxanona ya no aguanto más la presión. Y pensaréis ¿Por qué le da ahora por pensar en esto? pues tiene muchísimo que ver con que mis primos me martirizan enseñando fotos suyas estupendas sin parar. Iñigo, uno de mis primos preferidos, que tiene mi misma edad y mantiene todas las partes de la cara en su sitio, no deja de regodearse enviando fotos suyas a todos los chats posibles. ¿Por qué el sí y yo no? ¿Eh? vale que es físicamente igual a su padre y por tanto puede ser herencia paterna ya que por la materna que es la que a mí me podía afectar, queda claramente desestimada por mi parte, pero que la diferencia sea tanta, humilla...

Hago pruebas y me pongo celo para sujetarme el contorno pero dura poco y no puedo hablar y menos reír, entonces me atenaza el recuerdo del día en que me llevaron a conocer a tita Cedes, tía abuela por parte de madre, que tenía los párpados tan caídos que se los sujetaban con esparadrapo. Casi me muero del síncope al ver una señora que me miraba fijamente sin parpadear, se me salían los ojos de las órbitas mientras retrocedía espantada, diciendo ¡¡NO, NO!!. Fue uno de los traumas de mi infancia (ya iréis descubriendo más) que me ha marcado para toda la vida. Indudablemente me negué a volver a verla y ahora me arrepiento por que en breve me veo en la misma tesitura.

La mayoría de las actitudes son aprendidas y yo he tenido la mejor maestra, mi madre, Mari para los amigos y familia y Ana María para los Peña.
Cuando se apiadaron de mí mis padres y me pusieron lentillas para sustituir las gafas que se me empañaban cuando me ponía colorada, me hacían heridas en la nariz por el peso, aumentaban tanto el tamaño de los ojos que la gente me paraba por la calle y se mojaban los cristales cuando lloraba, aunque, fortalecieron mi carácter débil y quebradizo, eso tengo que reconocerlo. Dicho milagro tuvo lugar hace unos años y eran de las primeras lentillas del mercado, lo que suscitó la curiosidad de mi madre, cosa nada difícil, por otro lado. Así pues se dispuso a probarlas y como por higiene, que limpiuca es un rato, no se atrevía a ponerse las mías, ni corta ni perezosa se metió en el ojo el cristalito de un caracolillo cocido (bígaro). El ojo se le puso a la virulé, casi se muere del susto al no poder sacárselo y decidió que lo de las lentillas estaba sobrevalorado.

También fue pionera en diseño de parches para la corrección de la vista que tuvieron que llevar en su tierna infancia mis hermanos, de ahí que nos llamaran la familia gafotas... Con la única con la que probó sus diseños de vanguardia fue con mi hermana Ana, la ratita, por ser la peque y no tener posibilidad de negarse. También es cierto que el color del diseño lo decidía mi hermana en función de su estado anímico, creatividad o gusto del momento, por lo que tenia un margen de decisión en el proyecto. Pues bien antes de salir hacia el colé (siempre tarde) le preguntaba ¿De qué color quieres hoy el ojo? y se lo pintaba en base a su respuesta (hay que tener en cuenta que el parche era color carne). De negro tenía un pase pero cuando era de color el contraste era mayor, además de que hay que tener en cuenta que siempre se lo dibujaba enorme con unas pestañas larguísimas para que se pareciera a una princesa... ahora, he de confesaros que el efecto no era el deseado, yo he oído a gente gritar del susto. Imaginad las desproporción y el contraste y que te pillaran desprevenido... total, que también fortaleció el carácter de la ratita. A la fuerza ahorcan.

Está visto que para la personalidad los trucos de belleza son fantásticos pero para el físico no son demasiado efectivos, así que si queréis asesoramiento profesional os recomiendo sigáis el post de Ximena (Con X, del castellano antiguo) la prima más sofisticada y que más sabe de belleza y moda de toda la familia.


domingo, 9 de marzo de 2014

Ejercitando la mente

Este fin de semana decidí dejar el trapo y el secador y cultivar un poco mi cerebro para celebrar el día de la mujer, así que elegí una exposición sobre Degas en la Fundación Canal (Canal de Isabel II) que es uno de mis sitios preferidos. Sus exposiciones no decepcionan nunca y una vez más así ha sido.

Impresionante exposición sobre Degas y su entorno. No se trata de la típica exposición en la que las placas informativas vienen sólo con el nombre de la pintura y el año en que se realizó, aporta mucho más, relata la vida y anécdotas del artista o de los amigos pintores del mismo y su relación con ellos. Tampoco esperéis ver las típicas bailarinas de Degas por que va más allá. Presenta a Degas como persona, no sólo como genio, y sus diferentes facetas de artista además de su pasión por el coleccionismo (Ingres, Daumier, Cézanne…), cosa que yo por lo menos desconocía.

Lo presenta como un hombre aislado y solitario aunque no me extraña nada si trataba así a sus colegas femeninas. Para que os hagáis una idea os transcribo una de sus reflexiones sobre una pintora amiga suya, Mary Cassat,"no puedo admitir q una mujer pinte tan bien" toma, toma y toma con el misógino, que no lo digo yo, que era públicamente conocido aunque fuera un gran observador de la mujer y la mayoría de su obra esté basada en ellas, en todas sus facetas. Ironías de la vida.



Evidentemente habla del cuidado de las composiciones, de la representación de las emociones, de cómo trata la luz, de sus rostros difuminados, de cómo quiere plasmar el movimiento… pero lo más interesante es la persona que hay detrás de esos dibujos.

Una de las frases q dijo siendo ya anciano, sordo y casi ciego me ha encantado por lo realista y descriptiva "soy un tigre que se ha quedado sin colmillos", lo que le humaniza y hace más cercano.

No sólo le apasionaba la pintura que sólo realizaba en el estudio, nunca en exteriores, también le interesaba y mucho la fotografía, interés que compartía con su gran amigo Manet al que conoció copiando el mismo cuadro de Velazquez.

Una parte importante de la exposición son las obras de sus amigos y con algunas me he quedado impactada. Resalto los que más me gustaron y que apunté en el momento para que no se me olvidaran: Legras, Goldyne (mi preferido) y Jhon Everett Millais.



Sólo hay un pequeño detalle que me ha disgustado, sobre todo, por estar mal planteado y tener fácil arreglo. En el último tramo los carteles informativos de las obras están a la altura del ombligo por lo que leer las descripciones requiere no sólo que te pongas las gafas de la presbicia si no que te deslomes y tengas que ponerte en posición de "burro va" lo que además de provocativo dificultaba el paso del resto de público que mientras esperaba que les dejaras paso se entretenían echando una ojeada rápida a tu trasero. Quitando esta incomodidad de última hora, el resto es excelente.

En definitiva, la exposición es estupenda y merece la pena, espero que con lo poco que os he contado os animéis y vayáis a verla ¡¡ Os la recomiendo plenamente!!

Lo único que me apena una vez terminada la visita es que parece que la puerta de salida de todos los museos que visito tiene un sistema de electroshock instantáneo, eso sí indoloro,  que hace que olvide al poco tiempo nombres, fechas, estilos... y que cuando intento comunicar a los demás las grandezas de dicho museo o exposición, de una imagen de mi misma bastante lamentable.

Os pongo como ejemplo la visita al museo Romántico, una verdadera delicia que coronamos con una comida en la cafetería del patio interior que por su calma y confort te transporta fuera de la ciudad. Pues bien, tuvimos la gran suerte de contar con el guía más cualificado que conozco, sobre todo por que es ameno, tranquilo y lo sabe todo, todo y todo pero sin ser petulante, algunos ya sabréis de quien hablo ¿no?,evidentemente de mi hermano Encho. Nos lo cuenta todo con detalle, con nombres y apodos, estilos, épocas, nos hace fijarnos no sólo en cuadros o esculturas, también en lámparas, suelos, techos... vamos, una enciclopedia ilustrada con patas que además no se ríe de ti cuando irremediablemente dices estupideces al tener tu cerebro saturado con tanto arte.
Y toda esta maravilla aprendida, que no asimilada, queda reducida a un “tenéis que ir a ver…” ya que todo lo que me gusta lo recomiendo encarecidamente a todo ser al que aprecio (me debían nombrar RRPP de Mercadona, por ejemplo). Les intento describir lo visto, con gran entusiasmo “hay cuadros, casas de muñecas, carruajes…de todo, alucinante” y de ahí no paso, imposible decir de quien eran los retratos ni cuando ni quien los pintó…me quedo con la esencia...pero bueno el caso es que a mí me encantó y quiero que los demás los disfruten tanto como yo. Así que, que nadie me pregunte dentro de una semana lo que me gustó de la exposición de Degas… ahora eso sí… ¡¡Que me quiten lo bailao!! 

viernes, 7 de marzo de 2014

Don: habilidad para hacer una cosa

Creo que ha llegado el momento de las confesiones, me da cierto alipori pero este blog debe ser el reflejo directo de como soy y por tanto me voy a mostrar sin tapujos, sin vergüenza, con confianza. Ahí voy...

Veo La Voz Kids (susurrado), ya está, ya lo he dicho... y ahora viene lo más impactante... lloro a gritos cada vez que lo veo. Admito que he llegado a mojar las gafas mientras ahogaba sollozos y a los dos segundos me reía cual loca. Os aseguro que es una faceta nueva en mí y no sé muy bien como controlarla, por eso doy gracias a Jaime, mi hijo, por su compresión y apoyo al dejarme sola para que así pueda sacar lo mejor de mí misma y me explaye a la máxima potencia aunque después cuando me ve con los ojos como si me hubiera puesto rímel de cebolla, no demuestra mucho respeto ni empatía, pero bueno, ese es otro cantar... Y viendo a estos chavales cantar tan increíblemente bien, no dejo de preguntarme ¿si yo me emociono de tal manera...? ¡¡¡ cómo lo habrán pasado las madres de Joselito o Marisol !!!, no quiero ni pensarlo.

Me veo reflejada en estos niños y niñas, me siento es su piel ya que desde pequeña he tenido un don para la música extraordinario, pertenecía al coro del colegio y me ponían en primera fila por que cantaba muy alto ¿o gritaba? y recuerdo duetos increíbles con mi prima Leonor cantando “dulcemente” a Jose Luis Perales y Mocedades mientras los de la pandilla nos miraban embobados, con admiración y reconocimiento ¿era así, no Gabriela?, no lo recuerdo bien pero no creáis que es falsa modestia, es más bien que otra faceta de mi personalidad es la mala memoria.

Mis padres decidieron ayudarme a potenciar dicho talento y me regalaron una guitarra. ¡Qué día, qué ilusión! ya me veía tocando y cantando con gran devoción, todo a una, "Laudato Si o Mi Signore". Para semejante proeza necesitaba dedicarme al 100% para aprender y debía empezar cuanto antes, así que elegí "la bamba" por su sencillez melódica. Ensayé hasta el agotamiento, recuerdo días interminables de duro trabajo y dedicación que terminaron  por conseguir que la guitarra se tensara demasiado y se rompiera. Aunque todavía es el momento en el que no tengo claro si realmente se rompió por el uso o por que alguno de mis hermanos facilitó dicho accidente. Esa pena siempre estará ahí...


Imaginaros el disgusto... sólo fui capaz de superarlo gracias a que en mi gran familia (os los presentaré poco a poco) hay verdaderos manitas, con una entrega por los demás encomiable y que ante los desafíos se crecen. En plena tragedia apareció mi primo Fran y se ofreció todo generosidad a solucionar mis pesares. Se quedó a solas, mano a mano con la guitarra hasta que la tranquilidad de la tarde se vio interrumpida por unos martillazos espeluznantes. Cuando entre empujones conseguimos llegar al cuarto para ver que estaba pasando, ante todos nosotros se presentó un sonriente Fran guitarra en mano con un clavo de 10 centímetros, si, os aseguro que era de 10 centímetros, ese dato no se me olvida... atravesando el mástil de la misma de lado a lado.

Y hasta aquí os puedo contar ya que el resto ha sido borrado de mi mente, debido a la impresión digo yo... Eso sí, nunca más he vuelto a tocar un instrumento musical y creo intuir que mis hermanos estarán eternamente agradecidos.


Para terminar este post quiero dejar claro y de forma contundente que adoro a mi primo (preferido) que es todo creatividad y que creo en él.

jueves, 6 de marzo de 2014

Rayos de sol

Con el solazo con el que hemos amanecido este jueves, pensaba tomarme el día de asueto pero bajo petición expresa, que casi me hace morir de emoción, gracias Macarena, aquí estoy de nuevo inmersa en el tema de belleza.

En un post anterior os conté que la decisión del color de mi cabellera dependía del estado anímico pero debo confesar que últimamente ha primado más la razón y también quiero enfatizar que la edad tiene mucho que ver, por eso de la sensatez… Cuando era más jovencita torturé mi pelo (y a mi madre) utilizando infinitos pantones, desde el moreno, pasando por el pelirrojo en sus diferentes tonalidades, hasta el rubio en todas sus variantes. Con el sol el pelo se me pone tan rubio que llego a parecer “Belén Esteban desquiciada”, y digo desquiciada sin intención ninguna de ofender, me refiero más a que Belén tiene el pelo liso y yo rizado, así que sólo necesitáis ponerle un poco de imaginación para entenderlo y visualizarlo. ¿¡Comprendes!?

Para solucionar semejante aspecto, pasé al rubio oscuro que aunque es más elegante también queda más apagado, total que necesitaba urgentemente un poco de luz, en la cara y me he venido a la peluquería en busca del milagro. Otro de los motivos por los que estoy aquí, fue una noche de famoseo y glamour, de esas que te hacen perder la cabeza, en la que nos dimos a la bebida a falta de comida, y la ingesta indiscriminada de bebidas espirituosas tuvo como consecuencia que tras verme en las fotos del photocall, una vez en casa pero bajo los efectos optimistas del alcohol, decidiera repasarme las capas de delante con las tijeras de la cocina. En el momento hasta me hizo gracia y lo compartí con “las niñas” (mi grupo de amigas eterno) por wassapp, pero la realidad me golpeó con dureza a la mañana siguiente y ahí ya no me reía tanto, la verdad.



Estoy en una peluquería nueva ya que a la fuerza ahorcan (la crisis de nuevo) y Gema mi amiga, la "super coqueta" para envidia de mi madre, me ha traído a la suya que cumple la regla de oro “buena, bonita y barata” y además el escaparate tiene un vinilo y ¡¡no te ven desde la calle!!. Siempre he pensado que todas esa peluquerías modernas con escaparates desde los que se puede ver a las clientas en estado lamentable con el tinte, papel de plata, bigudís, plásticos en la cabeza y demás zarandajas, han sido diseñadas por hombres... ¿no os parece?

Me he concentrado muchísimo y la suerte me ha acompañado, he salido ilesa, hoy no he intentado atravesar el espejo de enfrente como en otra ocasión en la que uniendo mi despiste con la impulsividad que me caracteriza, me lancé hacia el infinito sin tener en cuenta q se trataba de espejos reflejados entre sí. Todavía veía codazos y risitas cada vez que iba, pero cuando más patente se hacía que no lo habían olvidado, era cuando al terminar, no me dejaban levantarme hasta que le habían dado la vuelta a la silla. Así que sí, también ha influido en mi cambio de peluquería.

He salido contenta, me veo hasta mona, no os digo más...aunque la decisión final la tiene Raquel, espero superarla y poder oírla decir su frase lapidaria ”mírala, tan mona con su pelito”. Quiero aclarar vuestras dudas, jamás he estado calva... ella es así y como a la gente hay que quererla como es, pues eso, que yo la quiero mucho.


Creo que con este relato queda finiquitado el capítulo dedicado al pelo, cabello, melena…o no, quien sabe…

miércoles, 5 de marzo de 2014

Ajuste vital

Tras una etapa convulsa y varias crisis personales me llegó el llamado momento de Crecimiento Personal. Me parece un nombre demasiado connotativo además de que crecemos a lo largo de toda la vida y no sólo en ese momento. A mi me gusta definirlo como “ajuste vital”, es ese momento en el que la piezas del puzzle se van ajustando y colocando. Nuestra vida está formada por las piezas del puzzle que vamos montando con nuestras vivencias, a veces avanzamos rápido y otras nos estancamos. Siempre hay una pieza imposible de ajustar y la dejamos apartada mientras nos dedicamos a otras más fáciles, pues bien, el ajuste vital es el momento en que esas piezas apartadas se ajustan a la perfección y casi oyes el “clic” de ese instante.

Empiezas por bajar el ritmo, dejas de correr, dedicas tiempo a pensar, necesitas silencio, te empiezas a conocer, te perdonas, avanzas, te caes, te levantas, sigues, enfocas, lees, asimilas, descubres y crece en ti la necesidad de saber y evolucionar. Consigues sentirte en paz. 
Eso sí, no es tarea fácil, conlleva mucho esfuerzo y gran dosis de autocrítica (defectos y virtudes, límites y posibilidades) pero el resultado siempre merece la pena.

Si algo he aprendido, es que la vida es cuestión de actitud, de la forma en que quieras afrontarla, está en tu mano que tipo de vida quieres tener y que nuestra gran limitación es el miedo, al que debemos enfrentarnos continuamente, pero llevarlo a cabo en el día a día requiere esfuerzo y constancia.

Hay gente que pasa por este proceso y gente que no, pero lo que está claro es que no es algo obligado, es algo elegido. Eres tú el que decide si lo quieres vivir o si prefieres pasar de largo. 

Y bien, pensaréis ¿Y por qué nos cuenta esto ahora? Pues sobre todo por ser parte de mi día a día, ya que una vez que empiezas… y también por que hoy he visto un link de Myriam, una gran amiga con la que he coincidido en este proceso de ajuste, lo que nos ha unido más todavía y a la que quiero mucho. Total que me ha encantado y quiero compartirlo con vosotros. Espero que os guste


ENTREVISTA A UN MEDICO TIBETANO (Ayurvedico) 
LAMA TULKU LOBSAN

-Según la medicina tibetana, ¿cuál es el origen de las enfermedades?
--Nuestra ignorancia.

--Pues perdone la mía, pero, ¿qué entiende usted por ignorancia?
--No saber que no sabes. No ver con claridad. Cuando ves con claridad, no tienes que pensar. Cuando no ves claramente, pones en marcha el pensamiento. Y cuanto más pensamos, más ignorantes somos y más confusión creamos.

--¿Cómo puedo serlo menos?
--Le daré un método muy simple: practicando la compasión. Es la manera más fácil de reducir tus pensamientos. Y el amor. Si quieres a una persona de verdad, es decir, si no la quieres solo para ti, aumenta tu compasión.

--¿Qué problemas ve en Occidente?
--El miedo. El miedo es el asesino del corazón humano.

--¿Por qué?
--Porque con miedo es imposible ser feliz, y hacer felices a los otros.

--¿Cómo afrontar el miedo?
--Con aceptación. El miedo es resistencia a lo desconocido.

--Y como médico, ¿en qué parte del cuerpo ve más problemas?
--En la columna, en la parte baja de la columna: os sentáis demasiado tiempo en la misma postura. Vitalmente, tenéis demasiada rigidez.

--Tenemos muchos problemas.
--Creemos que tenemos muchos problemas, pero en realidad nuestro problema es que no los tenemos.

--¿Qué quiere decir?
--Que nos hemos acostumbrado a un nivel de necesidades básicas cubiertas, de modo que cualquier pequeña contrariedad nos parece un problema. Entonces, activamos la mente y empezamos a darle vueltas y más vueltas sin solucionarlo.

--¿Alguna recomendación?
--Si el problema tiene solución, ya no es un problema. Si no, tampoco.

--¿Y para el estrés?
--Para evitarlo, lo mejor es estar loco.

--¿...?
--Es una broma. No, no tan broma. Me refiero a ser o parecer normal por fuera, y por dentro estar loco: es la mejor manera de vivir.

--¿Qué relación tiene usted con su mente?
--Soy una persona normal, o sea que a menudo pienso. Pero tengo entrenada la mente. Eso quiere decir que no sigo a mis pensamientos. Ellos vienen, pero no afectan ni a mi mente ni a mi corazón.

--Usted se ríe a menudo.
--Cuando alguien ríe, nos abre su corazón. Si no abres tu corazón, es imposible tener sentido del humor. Cuando reímos, todo es claro. Es el lenguaje más poderoso: nos conecta a unos con otros directamente.

--También acaba de editar un CD de Mantras con una base electrónica, para el público occidental.
--La música, los Mantras y la energía del cuerpo son lo mismo. Como la risa, la música es un gran canal para conectar con el otro. A través de ella, podemos abrirnos y transformarnos: así la usamos en nuestra tradición.

--¿Qué le gustaría ser de mayor?
--Me gustaría estar preparado para la muerte.

--¿Y nada más?
--El resto no importa. La muerte es lo más importante de la vida. Creo que ya estoy preparado. Pero antes de la muerte, debemos ocuparnos de la vida. Cada momento es único. Si damos sentido a nuestra vida, llegaremos a la muerte con paz interior.

--Aquí vivimos de espaldas a la muerte.
--Mantenéis la muerte en secreto. Hasta que llegará un día de vuestra vida en que ya no será un secreto: no os podréis esconder.

--Y la vida, ¿qué sentido tiene?
--La vida tiene sentido, y no. Depende de quién seas. Si realmente vives tu vida, entonces la vida tiene sentido. Todos tenemos vida, pero no todo el mundo la vive. Todos tenemos derecho a ser felices, pero tenemos que ejercer ese derecho. Si no, la vida no tiene sentido.


Me reconforta saber que aunque soy una paleta emocional en el tema de expresión de sentimientos, a reír no me gana nadie.

Ahí queda eso.