En psicología dicen que
no es bueno vivir rememorando el pasado pero cuando el pasado ha sido tan
bueno, que digo bueno, estupendo, me niego a dejarlo de lado. Es una opción
personal y a mí me aporta muchísimo las vivencias pasadas así que aquí estoy
una vez más recordando…
Cuando alguien estupendo
ha formado parte de tu vida, lo agradeces, si es familia directa como que lo
das por hecho pero cuando te faltan es cuando te das cuenta de la suerte que
has tenido por haber convivido con ellos. Despedirse de alguien a quien quieres
siempre es duro y sientes una pena infinita por que ya no estará más contigo
pero unido a ese sentimiento de pérdida siempre tengo el de agradecimiento por
haber compartido parte de su vida y todos los recuerdos vividos con ellos los
atesoro en mi (mala) memoria.
Estas fechas son
especialmente nostálgicas, hace diez años que nos dejó tía Lola y un año que se
fue tía Merche y aunque siempre las echamos de menos porque han sido
importantes y han estado muy presentes en esta Gran Familia, este mes nos
acordamos especialmente de ellas.
Empezaremos con las
peculiaridades de esta familia que tanto llama la atención de mis amigos, los
nombres de los que la conformamos. La generación anterior añadía María a todos
sus nombres ya fueran femeninos o masculinos por temas religiosos, pero menos
mal que en nuestra generación se fueron acortando los nombres a dos por
persona, de ahí la tendencia a recortar o apodar los nombres originales. Para
ser sinceros creo que hay más causas para ello como son la mala memoria y un
toque de vagancia pero eso mejor no lo estudiaré en profundidad.
Para que se entienda voy
a poner ejemplos.
María Dolores Elvira
Catalina = Lola
María del Carmen Rosario
Consolación = Menchu
María de las Mercedes
Felisa = Merche
Ana María Leonor = Mari
María Victoria Serafina
Josefa = Piti
Juan Manuel = Manolo
María Leonor de la
Inmaculada Concepción = Leli
De casi 20 nombres se ha
quedado reducido a siete que son: Lola, Menchu, Merche, Mari, Piti, Leli y Manolo.
Esto si que es reducción de costes… entiendo a mis amigos cuando les enseño
fotos y a los nombres anteriores añado Chiqui, Chufi, Chichín, Gabi Sete, Maca,
Nano, Jas, Lis, Encho, Fran, Vicky, Nelo, Arral, Xi, Leo, Ena…y no dan crédito,
creen que me lo invento pero no, es verídico y muy útil en una familia tan
numerosa poder tirar de estos recursos.
Aquí les tenemos: Lola, Manolo, Menchu, Mari, Piti; Merche y Leli.
Pues bien, de María
Dolores Elvira Catalina, osea Lola y María de las Mercedes Felisa, Merche,
tenemos muchos recuerdos y siempre divertidos. Dicen que tu nombre te marca la
personalidad y la verdad es que los suyos eran cuando menos rimbombantes pero
en su día a día eran Lola y Merche y eso es lo que queda.
La casa de tía Lola era
el centro base de operaciones en Santander, en los jardines de Parayas (que
glamour) se han celebrado muchas García Lagadas y Jorge Juan era el punto neurálgico
de encuentro en Madrid para todos los familiares que pasaban por la capital y
los que vivíamos allí. Era casi un ritual las merendolas de coca cola y sándwich
de Viena Capellanes ¿quién no lo recuerda?
Hasta que no estuve en Maliaño
Alto no supe lo que era la libertad en su máxima expresión, en esa casa se
entraba más por las ventanas que por las puertas, siempre había gente de todas
las edades entre hijos, amigos, sobrinos, tíos…, se organizaban fiestas en 10
minutos, se acogía a todo el mundo y si no cabían en casa se ponían tiendas de
campaña en el jardín. En más de una ocasión tía Lola se encontraba con
desconocidos en el desayuno que había llevado alguno de sus hijo la noche
anterior, casi siempre Chichín, y también se llevaba algún que otro susto, como
el día que vio salir del cuarto de Alfonso una chica y en plena reprimenda a
Fonso por su indiscreción, la chica apareció y al verla en detalle se percató
de que era un barbudo de pelo largo, lo que inexplicablemente la dejó más
tranquila.
La primera vez que vi un
congelador industrial en una casa, fue allí, pero lo más sorprendente era la
cadena y cerrojo con el que intentaba mantener la comida lejos de las manos de
hijos y sus amigos que asaltaban sin piedad la cocina al volver por las noches
de copas.
Para ir al club
saltábamos por el muro que lo separaba de la casa aunque los primos eran socios y nos
destrozábamos con las zarzas, pero el caso era hacer algo prohibido y súper
aventurero.
Y ante todo esto tía Lola
ni parpadeaba, no perdía la calma, es más siempre estaba alegre y feliz viendo
lo positivo de la vida.
Algo que nunca olvidaré
de ella fue como me enseñó, por no decir obligó, a decir TE QUIERO. Esas
muestras de cariño abiertas siempre nos han dado cierto alipori a los Ceruti,
será por la falta de costumbre… pero el caso es que desde que tía Lola se hizo
seguidora de las telenovelas
sudamericanas, te perseguía diciendo “te quiero, bendiciones, mi amor” y
yo me quería morir de vergüenza, pero el que la sigue la consigue y ya soy
capaz de decirlo sin atragantarme ni tartamudear. ¡Gracias Lola!
Otra cosa que nos
enseñaba era a abrazar los árboles para captar su energía positiva y desde
luego lo lograba porque acabábamos todos muertos de risa abrazados a todo lo
que pillábamos.
Cada vez que volvía de
estar unos días en Maliaño, le echaba en cara a mi madre que éramos una birria
de familia, ¡¡ sólo 4 hermanos frente a los 11 hijos de tía Lola!! y mi madre siempre
contestaba “Lucía, hija, las comparaciones son odiosas”
En cuanto a Merche, también
la caracterizaba el típico despiste García de Lago o más bien la falta de
interés en algunos casos.
Llegó a saludarse y
cederse el paso frente a un espejo mientras pensaba en la buena pinta de esa
señora tan amable, que no era otra que su propio reflejo en un escaparate.
Estoy segura de que las dependientas todavía lo recuerdan.
Su deporte favorito era recorrer
los barrios más selectos de Madrid buscando piso mientras comentaba, en tono un
poco altivo,” pues no está mal esta zona o estas casas” refiriéndose a los
chalets más espectaculares e inalcanzables que haya visto en mi vida…o
preguntando calidades e información sobre pisos, a un piloto con uniforme como
si se tratara del conserje.
Si tenían algo en común
era su faceta acogedora, sus casas eran
de puertas abiertas para todo el mundo. Cuando trabajaba en Gran Vía, comía un
día a la semana en casa de los Velasco y si faltaba por algún motivo se
enfadaba muchísimo y os aseguro que intentaba no faltar porque te hacían sentir
como en casa y reconozco que con Nando y Merche me he reído mucho. Todavía
recuerdo las sobremesas delante del televisor con la telenovela del momento.
Mientras la veía daba cabezadas sin parar por lo que se enteraba de la mitad y
lo enrevesada todo, el galán pasaba a ser malísimo y el malo era adorable pero
como Nando le daba la razón en todo, no había forma de aclarar la trama…y
encima quería convencernos de su versión a lo que Nandín contestaba,”si Merche,
si…claro Merche como tu digas…”. Un día glorioso fue cuando cabeceando durante
el telediario en el que daba una noticia sobre unos de los espantosos atentados
de ETA, se despejaba un poco y decía indignada “ ahora mismo iba a la cárcel y
mataba a todos esos etarras” y Nando mientras leía el periódico le decía “ ve a
arreglarte que te llevo…”
Otra muy sonada fue
cuando se encuentran con un amigo que había sido operado recientemente y al
preguntarle de qué le habían operado y contestar este algo apurado que de la próstata,
ella contestó muy contenta “yo también me tengo que operar de lo mismo en cuanto
vuelva a Madrid”. Nadie contestó, unos sonreían, otros miraban hacia otro lado y el
susodicho la miraba desconcertado y colorado como un tomate.
Iba siempre perfectamente
arreglada y tanto su guardarropa como el de sus niñas estaban siempre a
disposición de todas las tías y primas para eventos glamurosos. Otra muestra de
su inagotable generosidad era que lo que comprara para sus hijas, lo hacía
exactamente igual para el sobrino que estuviera con ellos en ese momento.
Ambas tenían una cosa en
común, su pasión por ir de compras a Swarovski, osea Eroski, en cuanto tenían
oportunidad allí iban las dos y tía Lola siempre volvía con algo leopardesco,
que la apasionaba, ya fuera ropa, zapatos, bolso…cualquier cosa con dibujo de
leopardo.
Podría seguir contando anécdotas
e historias suyas por días, pero mejor dejar munición para posibles nuevos
post.
Como veréis es imposible
no echarlas de menos, ambas eran generosas, acogedoras, divertidas, fuertes y
muy queridas por todos.
Olé.
ResponderEliminarLo que he llorado y he reído Lucía. Qué recuerdos
ResponderEliminarEntre lagrimas y risas te digo que te quiero !! Lo he vuelto a leer con Angelines y se ha emocionado recordandolas. Incluso se lo he enviado al Cucu (Fernando Jose) y le ha encantado y sabiendo lo poco expresivos que son los pasiegos, tiene mucho merito.
ResponderEliminarMe he muerto de risa y nostalgia. La de tardes que pasamos en la cama de merche alrededor de ella cuando estaba pachucha mientras contaba anécdotas inverosilimes. Que divertidas y que imaginación como las echo de menos. Lo del piloto es lo mas
ResponderEliminarMe encanto. Sigue asi
ResponderEliminarMe alegra muchísimo que os haya gustado porque lo he hecho con todo el cariño.
ResponderEliminarMe estado riendo de principio a fin. creo que el amigo de Alfonso no tenia barba y era ruibio
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