martes, 13 de mayo de 2014

Lola y Merche


En psicología dicen que no es bueno vivir rememorando el pasado pero cuando el pasado ha sido tan bueno, que digo bueno, estupendo, me niego a dejarlo de lado. Es una opción personal y a mí me aporta muchísimo las vivencias pasadas así que aquí estoy una vez más recordando…

Cuando alguien estupendo ha formado parte de tu vida, lo agradeces, si es familia directa como que lo das por hecho pero cuando te faltan es cuando te das cuenta de la suerte que has tenido por haber convivido con ellos. Despedirse de alguien a quien quieres siempre es duro y sientes una pena infinita por que ya no estará más contigo pero unido a ese sentimiento de pérdida siempre tengo el de agradecimiento por haber compartido parte de su vida y todos los recuerdos vividos con ellos los atesoro en mi (mala) memoria.

Estas fechas son especialmente nostálgicas, hace diez años que nos dejó tía Lola y un año que se fue tía Merche y aunque siempre las echamos de menos porque han sido importantes y han estado muy presentes en esta Gran Familia, este mes nos acordamos especialmente de ellas.

 ¿Fantásticas verdad? así las recuerdo yo.

Empezaremos con las peculiaridades de esta familia que tanto llama la atención de mis amigos, los nombres de los que la conformamos. La generación anterior añadía María a todos sus nombres ya fueran femeninos o masculinos por temas religiosos, pero menos mal que en nuestra generación se fueron acortando los nombres a dos por persona, de ahí la tendencia a recortar o apodar los nombres originales. Para ser sinceros creo que hay más causas para ello como son la mala memoria y un toque de vagancia pero eso mejor no lo estudiaré en profundidad.

Para que se entienda voy a poner ejemplos.
María Dolores Elvira Catalina = Lola
María del Carmen Rosario Consolación = Menchu
María de las Mercedes Felisa = Merche
Ana María Leonor = Mari
María Victoria Serafina Josefa = Piti
Juan Manuel = Manolo
María Leonor de la Inmaculada Concepción = Leli


De casi 20 nombres se ha quedado reducido a siete que son: Lola, Menchu, Merche, Mari, Piti, Leli y Manolo. Esto si que es reducción de costes… entiendo a mis amigos cuando les enseño fotos y a los nombres anteriores añado Chiqui, Chufi, Chichín, Gabi Sete, Maca, Nano, Jas, Lis, Encho, Fran, Vicky, Nelo, Arral, Xi, Leo, Ena…y no dan crédito, creen que me lo invento pero no, es verídico y muy útil en una familia tan numerosa poder tirar de estos recursos.

Aquí les tenemos: Lola, Manolo, Menchu, Mari, Piti; Merche y Leli.

Pues bien, de María Dolores Elvira Catalina, osea Lola y María de las Mercedes Felisa, Merche, tenemos muchos recuerdos y siempre divertidos. Dicen que tu nombre te marca la personalidad y la verdad es que los suyos eran cuando menos rimbombantes pero en su día a día eran Lola y Merche y eso es lo que queda.

La casa de tía Lola era el centro base de operaciones en Santander, en los jardines de Parayas (que glamour) se han celebrado muchas García Lagadas y Jorge Juan era el punto neurálgico de encuentro en Madrid para todos los familiares que pasaban por la capital y los que vivíamos allí. Era casi un ritual las merendolas de coca cola y sándwich de Viena Capellanes ¿quién no lo recuerda?

Hasta que no estuve en Maliaño Alto no supe lo que era la libertad en su máxima expresión, en esa casa se entraba más por las ventanas que por las puertas, siempre había gente de todas las edades entre hijos, amigos, sobrinos, tíos…, se organizaban fiestas en 10 minutos, se acogía a todo el mundo y si no cabían en casa se ponían tiendas de campaña en el jardín. En más de una ocasión tía Lola se encontraba con desconocidos en el desayuno que había llevado alguno de sus hijo la noche anterior, casi siempre Chichín, y también se llevaba algún que otro susto, como el día que vio salir del cuarto de Alfonso una chica y en plena reprimenda a Fonso por su indiscreción, la chica apareció y al verla en detalle se percató de que era un barbudo de pelo largo, lo que inexplicablemente la dejó más tranquila.

La primera vez que vi un congelador industrial en una casa, fue allí, pero lo más sorprendente era la cadena y cerrojo con el que intentaba mantener la comida lejos de las manos de hijos y sus amigos que asaltaban sin piedad la cocina al volver por las noches de copas.

Para ir al club saltábamos por el muro que lo separaba de la casa aunque los primos eran socios y nos destrozábamos con las zarzas, pero el caso era hacer algo prohibido y súper aventurero.

Y ante todo esto tía Lola ni parpadeaba, no perdía la calma, es más siempre estaba alegre y feliz viendo lo positivo de la vida.

Algo que nunca olvidaré de ella fue como me enseñó, por no decir obligó, a decir TE QUIERO. Esas muestras de cariño abiertas siempre nos han dado cierto alipori a los Ceruti, será por la falta de costumbre… pero el caso es que desde que tía Lola se hizo seguidora de las telenovelas  sudamericanas, te perseguía diciendo “te quiero, bendiciones, mi amor” y yo me quería morir de vergüenza, pero el que la sigue la consigue y ya soy capaz de decirlo sin atragantarme ni tartamudear. ¡Gracias Lola!

Otra cosa que nos enseñaba era a abrazar los árboles para captar su energía positiva y desde luego lo lograba porque acabábamos todos muertos de risa abrazados a todo lo que pillábamos.
 
Cada vez que volvía de estar unos días en Maliaño, le echaba en cara a mi madre que éramos una birria de familia, ¡¡ sólo 4 hermanos frente a los 11 hijos de tía Lola!! y mi madre siempre contestaba “Lucía, hija, las comparaciones son odiosas”

En cuanto a Merche, también la caracterizaba el típico despiste García de Lago o más bien la falta de interés en algunos casos.

Llegó a saludarse y cederse el paso frente a un espejo mientras pensaba en la buena pinta de esa señora tan amable, que no era otra que su propio reflejo en un escaparate. Estoy segura de que las dependientas todavía lo recuerdan.

Su deporte favorito era recorrer los barrios más selectos de Madrid buscando piso mientras comentaba, en tono un poco altivo,” pues no está mal esta zona o estas casas” refiriéndose a los chalets más espectaculares e inalcanzables que haya visto en mi vida…o preguntando calidades e información sobre pisos, a un piloto con uniforme como si se tratara del conserje.

Si tenían algo en común era  su faceta acogedora, sus casas eran de puertas abiertas para todo el mundo. Cuando trabajaba en Gran Vía, comía un día a la semana en casa de los Velasco y si faltaba por algún motivo se enfadaba muchísimo y os aseguro que intentaba no faltar porque te hacían sentir como en casa y reconozco que con Nando y Merche me he reído mucho. Todavía recuerdo las sobremesas delante del televisor con la telenovela del momento. Mientras la veía daba cabezadas sin parar por lo que se enteraba de la mitad y lo enrevesada todo, el galán pasaba a ser malísimo y el malo era adorable pero como Nando le daba la razón en todo, no había forma de aclarar la trama…y encima quería convencernos de su versión a lo que Nandín contestaba,”si Merche, si…claro Merche como tu digas…”. Un día glorioso fue cuando cabeceando durante el telediario en el que daba una noticia sobre unos de los espantosos atentados de ETA, se despejaba un poco y decía indignada “ ahora mismo iba a la cárcel y mataba a todos esos etarras” y Nando mientras leía el periódico le decía “ ve a arreglarte que te llevo…”

Otra muy sonada fue cuando se encuentran con un amigo que había sido operado recientemente y al preguntarle de qué le habían operado y contestar este algo apurado que de la próstata, ella contestó muy contenta “yo también me tengo que operar de lo mismo en cuanto vuelva a Madrid”. Nadie contestó, unos sonreían, otros  miraban hacia otro lado y el susodicho la miraba desconcertado y colorado como un tomate.

Iba siempre perfectamente arreglada y tanto su guardarropa como el de sus niñas estaban siempre a disposición de todas las tías y primas para eventos glamurosos. Otra muestra de su inagotable generosidad era que lo que comprara para sus hijas, lo hacía exactamente igual para el sobrino que estuviera con ellos en ese momento.

Ambas tenían una cosa en común, su pasión por ir de compras a Swarovski, osea Eroski, en cuanto tenían oportunidad allí iban las dos y tía Lola siempre volvía con algo leopardesco, que la apasionaba, ya fuera ropa, zapatos, bolso…cualquier cosa con dibujo de leopardo.

Podría seguir contando anécdotas e historias suyas por días, pero mejor dejar munición para posibles nuevos post.

Como veréis es imposible no echarlas de menos, ambas eran generosas, acogedoras, divertidas, fuertes y muy queridas por todos.

Un gustazo haberlas disfrutado

7 comentarios:

  1. Francisco Javier (Javi)13 de mayo de 2014, 21:52

    Olé.

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  2. Lo que he llorado y he reído Lucía. Qué recuerdos

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  3. Entre lagrimas y risas te digo que te quiero !! Lo he vuelto a leer con Angelines y se ha emocionado recordandolas. Incluso se lo he enviado al Cucu (Fernando Jose) y le ha encantado y sabiendo lo poco expresivos que son los pasiegos, tiene mucho merito.

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  4. Me he muerto de risa y nostalgia. La de tardes que pasamos en la cama de merche alrededor de ella cuando estaba pachucha mientras contaba anécdotas inverosilimes. Que divertidas y que imaginación como las echo de menos. Lo del piloto es lo mas

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  5. Me alegra muchísimo que os haya gustado porque lo he hecho con todo el cariño.

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  6. Me estado riendo de principio a fin. creo que el amigo de Alfonso no tenia barba y era ruibio

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