Ser diferente siempre se
ha valorado mucho, sobre todo en la pubertad, donde buscamos por encima de todo
ser distintos al resto, en busca de una verdadera identidad que al final se
canaliza y somos uno más, pero la intención de ser diferente ahí queda. Sin ir
más lejos yo tengo 2 pendientes en mi oreja derecha (pequeñitos y monos, eso
sí) que me hice a los 15 años creyéndome una transgresora.
Sobre ese doble agujero
mi madre nunca dijo nada, si bien es cierto que sólo me he puesto un mini aro o
una bolita de plata, es más hay gente que ni se ha enterado de que lo tengo,
pero cuando me puso uno falso en la parte superior de la oreja, sus
recriminaciones fueron algo sutiles y discretas: “vas marcada como el ganado”
era cariñoso, pero si tenía un mal día me decía dulzuras como “anda si llevas
las placas de los cerdos…“. Insisto así quien no desarrollaría un carácter
fuerte para hacer frente a la vida…
Pero claro, ese deseo de
ser diferencial del resto me lo inculcó ella sin darse cuenta muchas veces a lo
largo de mi vida. Una de las más significativas fue la decisión que tomó con
respecto a mi primera comunión. Todas mis compis de clase la hacían vestidas de
princesas o de monjas en la Parroquia María Magdalena, que es donde la hizo mi
hermana Ana y donde me hubiera correspondido a mí... Pero no, yo la hice en
verano con mi prima Lis. Hasta ahí pensaréis, bueno tampoco pasa nada... claro
por que no sabéis que nos vistieron con los vestidos de gala de las pasiegas. Y
que conste que no me estoy quejando por no haber ido vestida de princesa…que
nunca he entendido que tiene que ver hacer la primera comunión con ir disfrazada
de princesa de Disney, pero de pasiega…por muy de lujo que fuera, si al final
ese vestido lo usaba para disfraces de pastora en el belén del colegio y se lo
presté al resto de primas cada vez que lo querían.
Aquí se me ve feliz con Blas ¿no?
A lo que me negué en
redondo fue a ser la reina de la montaña en Cabezón de la Sal, me costó lo mío
librarme sobre todo por que Chiqui mi prima lo fue y me la ponían de ejemplo
todo el rato. Menos mal que con 15 años pude imponer mi voluntad de no volver a
vestirme de pasiega y dejé que la heroína fuera Chiqui ya que a ello todo esto
del folklore siempre se le ha dado bastante mejor que a mí. No os olvidéis de que
yo soy tímida y estas cosas me superan.
No he podido evitar subir esta foto, por lo guapa que está mi madre, es una pena que la calidad no sea buena pero se aprecia su belleza de todas formas ¿no?
Volviendo a la primera
comunión... ¡Ojo! Que yo entiendo el amor de mis padres por su tierra, la
montaña, y sus tradiciones porque las comparto pero a los 8 años, no se
entiende tan bien, ni con tanta claridad... ¡Las dos iguales vestidas! con lo
que nos costó a mi hermana y a mí que dejara de vestirnos como si fuéramos
gemelas sólo que con 4 años de diferencia…
Como Pili y Mili
Superé ese escollo
gracias al magnífico sitio en el que se celebró la comunión, ahí reconozco que
poca gente ha tenido esa suerte. Sobre todo ahora echando la vista atrás y
viendo que lo que crees tuyo puede dejar de serlo sin casi darte cuenta. El
Palacio de Soñanes en Villacarriedo era de la familia Fernández de Velasco, y
tío Nadín, el mayor de los hermanos, es el padre de Lis mi prima, hija de una
de las loritos, nuestra queridísima tía Merche.
Ya os iré contando
anécdotas de tía Merche por que hay muchas y muy divertidas.
Os adjunto foto del
Palacio para que los que no lo conozcáis os hagáis una idea de la maravilla que
es. El Magnolio gigante que veis a la izquierda era nuestro refugio cuando
éramos pequeños, una maravilla, era como una cueva en la que todos los chavales
nos metíamos para no estar a la vista de los mayores. En más de una ocasión nos
quedamos ahí a dormir todos juntos, pero como estaba mal visto que durmieran
niños con niñas, las niñas dormíamos en la Leonera que tenía 7 camas y los
chicos que eran menos en otros cuartos o si se querían hacer los valientes en
el jardín en tiendas de campaña, pero nunca había que esperar mucho para que
subieran corriendo a dormir en las habitaciones.
Nuestros primeros miedos
aprendimos a superarlos en el Palacio de Villacarriedo ya que nos poníamos
retos todo el rato, sobre todo el inventor de actividades relacionadas con el
miedo era mi hermano Encho, el martirizador
de todos nosotros. Una de las pruebas era bajar de noche con todo oscuro
por las escaleras y ponernos delante del cuadro de los esqueletos de dimensiones
gigantescas lleno de calaveras y caras de agonía y sufrimiento, que estaba
sobre un ventanuco con reja que daba a las bodegas y mi hermano nos decía que
eran los calabozos donde estaban los esqueletos de los prisioneros muertos.
Cuando estábamos pletóricos pensando que habíamos superado la prueba, Encho
agarraba a alguno por un pie diciendo que era el espíritu de un encarcelado y
ahí empezaba el caos con aullidos, pataleos, carreras… no sé como Merche y
Nandín seguían organizando primadas en Carriedo…unos santos, eso es lo que
eran.
Tío Nadín, al día
siguiente organizaba excursión andando a Selaya, donde nos llevaba directamente
a Casa Macho y nos invitaba a sobaos pasiegos y quesada recién hechos hasta
hartarnos, eso sí andando es un buen trecho por lo que siempre he pensado que
era una estrategia para intentar agotarnos, y digo intentar porque por la noche
no se libraban de más carreras y gritos por los pasillos.
La pena es que ya no
puedan vivir estas experiencias las últimas generaciones, Jaime, mi hijo, por
ejemplo, lo ha conocido pero no ha llegado ni a vivir allí, ni a ir a las
magníficas fiestas que organizaba Nandín. La gente de Noja todavía recuerda la
fiesta que se hizo en Carriedo para facilitar nuestra entrada en la pandilla.
Fue impresionante, se puso una parrilla enorme debajo de un tejo gigantesco que
casi acaba ardiendo, la bodega estaba custodiada por que entrábamos todos a por
botellas como si fueran de agua, los camareros vestidos de pasiegos no daban abasto…
pero es que fueron casi todos los primos con sus respectivos amigos, padres,
tíos y amigos suyos…decían que estuvimos cerca de 500 personas. Imaginaros que
maravilla. Una muestra más de la generosidad de esta familia, de compartir lo
que se tiene para el disfrute de todos.
No me cabe la menor duda
de que hemos sido unos afortunados por todas las cosas estupendas que hemos
vivido. Y las que nos quedan…
Qué recuerdos. Yo también hice mi primera comunión allí pero con otro disfraz, ¿verdad Jas? La abuela Nochito decía que estábamos ridículas
ResponderEliminarMacsrena, ¡queremos fotos!
EliminarQue divertidas eran esas escapadas!! Y buscar las bolas de golf de tio nandin x todo el monte entre las vacas
ResponderEliminarMaca, cuenta el diafraz!!! O mejor..foto!!
Que bonitos recuerdos y que pena ver en lo que se ha convertido !!
ResponderEliminarHe llegado a la conclusión de que tú no eras gorrona, si no yo una gran pringada, cómo claramente era de otra generación no fui invitada a esa fiesta, ni a pasar noches en el palacio, solo recuerdo una vez que dormimos Lis, Gabriela y yo en una tienda de campaña en el monte, creo que ni siquiera era el jardín!. También recuerdo asistir a una comunión, solo una, que supongo sería la de estas fotos. Pero si yo era considerada pequeña imagina la de primos que tampoco pudieron asistir, aunque supongo los de Noja tendrían privilegio. Impresionante la foto de tu madre, me encanta! nunca la había visto.
ResponderEliminarA.A