miércoles, 15 de octubre de 2014

Cambio de temporada

Aunque parezca hasta bucólico, es un infierno.

El cambio del verano al otoño lo alargamos tanto, negándonos a dejar pasar el verano, que vamos hechos unos trazas. Menudas pintas llevan algunos. Por esa cabezonería de alargar al máximo posible el cambio la ropa de verano por la de invierno, parecemos lechugas, nos llenamos de capas y más capas:,camisetas manga corta que al medio día hace calor, jersey de manga larga de algodón, pañuelo al cuello que luego enfría, cazadora de verano eso sí.. la que lleva sandalias acaba con los pies morados y el que lleva zapato cerrado acaba con el pie cocido...y todo para intentar ajustarnos a las temperaturas cambiantes de la época.

Si sólo se quedara en eso, ni tan mal, como dicen en la tierruca. A mí lo que me crea desazón, angustia, hipertensión y todos los males imaginables es sacar el edredón, colocar alfombras, orear las mantas, cambiar las fundas de almohadón de verano por las de invierno... Esto si que lo alargo, paso a ponerme una colcha para dormir, después duermo con sudadera, paso a pijama largo y cuando ya es imposible seguir así me veo obligada a sacar el edredón. Odio verme obligada a hacer las cosas por causas externas pero contra la climatología no hay quien gane por muy cabezota que seas.

Necesito una semana, de media, para hacerme a la idea de que debo hacer dicha tarea. Hemos tenido una semana de tormentas y lluvia bastante desapacible que me ha ayudado bastante a dar el primer paso, asumir que sí o sí tengo que hacerlo YA.

Me levanto repitiendo el mantra "puedo hacerlo, puedo hacerlo" y me pongo manos a la obra, pero los que hayáis leído el primer post de este blog sabréis que me voy liando sin remedio y lo que empieza como algo sencillo acaba siendo una liada importante.

Paso a describirlo.

Empiezo a aspirar toda la casa para poder fregar con jabón especial para la madera y así dejar los suelos como los chorros del oro antes de poner las alfombras. pues nada más empezar, la primera en la frente. Detecto polvo y rodapiés sucios en la primera esquina, en la que hay lámpara de pie y mueble almacén de juegos y mantas. tras limpiar rodapiés y rozaduras negras inexplicables en la paredes blancas lo que implica ir a la cocina a por los artilugios necesarios, me meto a fondo con el mueble, por que ya que estamos... reciclo revistas antiguas del año de la tana y reordeno el contenido sacando las mantas muy a mi pesar. Como tengo un brezo seco encima del mueble, debo volver a aspirar cuando veo caer en cascada miles de bolitas de brezo seco...consigo no alterarme y tan sólo murmuro la palabra mierda suavemente.

Me tropiezo con miles de cables de un home cinema que me habían regalado y que al final no uso para no fastidiar a los vecinos y sobre todo no matarles de un infarto gracias a la privacidad que nos proporcionan las paredes de pladur...

Así que decido desinstalar el home cinema y con mucha paciencia ordeno cables y desmonto la parafernalia tecnológica en la que invierto al menos media hora. Evidentemente debo repasar el mueble de la TV en el que estaba hasta dejarlo impoluto, ya que no sé las armas químicas, pero el polvo de Madrid llega hasta sitios insospechados.

Vuelvo a aspirar, retiro la mesa para poder colocar la alfombra y friego. Me dejo los riñones por que por mucha rueda y mucho diseño italiano, la maldita mesa pesa un quintal. Me voy a buscar la alfombra y me dispongo a colocarla con sus correspondientes antideslizantes para que no te mates de un resbalón y ahí empieza mi peor batalla. el antideslizante y la alfombra son como el aceite y el vinagre...imposible coordinarlos, si no se arrugan, se mueven y se ven o quedan cortos o largos. Vuelve a mí, aunque en un tono un poco más alto que el anterior el exabrupto "mierda". Después de esta ardua labor me voy a beber agua e hidratarme para conseguir seguir ya que sólo he puesto ¡¡ una alfombra !!

Tras el break, que no es tal, ya que aprovecho y friego un par de cosas de camino, vuelvo llena de optimismo a colocar la mesa sobre la alfombra y mi dicha desaparece a marchas forzadas al tropezar las ruedas, arrastrar la alfombra y por tanto descolocar los antideslizantes. reconozco que pierdo los nervios y repito en una tono bastante alto de voz ¡¡mierda, mierda y mierda!!.

Sé, es más estoy convencida, de que los vecinos saben que estoy poniendo las alfombras, ya que el ritual se repite año tras año.

Como se ve  el suelo tan limpiuco y tan ideal con las alfombras, decido repasar el polvo para que no desentone y organizar mis materiales de manualidades. Y ya para dar el toque definitivo cambio las fundas de los almohadones de verano, colores crudo y de estampados de flores, por las de invierno más oscura y con las tonalidades de la alfombra.



El salón sigue siendo del mismo mini tamaño que el de verano, pero yo después de esta maratón me quedo tan contenta.

Ya estoy mucho más tranquila... sólo me queda hacer el cambio de ropa.

lunes, 13 de octubre de 2014

Desquicie social

Es desalentador ver en que estado de crispación está la sociedad española.

Es verdad que llevamos mucho encima, que ya no nos fiamos de nadie y que se ha creado una desconfianza social potenciada por los ataques entre políticos.

Nos han mentido, robado y se siguen riendo en nuestra cara con la impunidad ante las estafas diarias que van saliendo a la luz. Entre la banca, los políticos y la falta de moral de los altos cargos, se está llegando a una altísima crispación social que salta ante lo que no debería, como es el caso del Ëbola.

Como estamos acostumbrados a las malas artes y las mentiras, ya saltamos con el resorte de alarma sin siquiera evaluar y analizar las cosas, ya es un acto reflejo en nosotros.

No todo en la vida tiene culpables, hay veces que se trata de accidentes. En casos de enfermedades y virus, los accidentes por desgracia existen. No estamos hablando de una fórmula matemática exacta, estamos hablando de seres humanos y por tanto de posibilidad de fallo.

Es verdad que de base hay cosas mal hechas como repatriar a enfermos sin estar preparados al 100%, ya que en temas de virus y enfermedades es obligatorio estar preparados al máximo, tanto para el tratamiento del enfermo como para la seguridad ciudadana. Que las cosas bien dichas, bien se entienden. Que de todo se quiere sacar tajada y que en este país todo, absolutamente todo se convierte en una merienda de negros.

Pero lo que nunca entenderé es a esa gente que se oponía a recibir a un enfermo en su país, alegando que como era misionero y su vida se dedicaba a darse a los demás debía asumir que tenía que morirse sólo,sin su familia y lejos de su país. Todos somos humanos y por tanto deberíamos entender a aquellos que cuando ven cerca la muerte sienten miedo y necesitan la cercanía de los suyos para sentirse menos solos en esos momentos, se llama esperanza y es un derecho de TODOS ¿Qué nos está pasando? nos estamos deshumanizando a pasos agigantados, ¿Alguien pensó ponerse en su lugar o en el de su familia?

Otros países europeos están recibiendo enfermos de ébola aún no siendo ciudadanos de ese país y no han tenido estás reacciones ni de cerca, pero a nosotros que más nos da...

Entiendo que hay profesiones que necesitan que sus profesionales tengan empatía o por lo menos sepan lo que es. Una de esas profesiones es la medicina (y en muchos casos carecen de ella) y otra la política, sobre todo los vocales que deben comunicarse con la sociedad y más en situaciones de crisis. Es inadmisible la actitud del consejero de sanidad y las barbaridades que ha dicho. Insisto no hay culpables, hay accidentes.

Que una persona que se juega la vida intentando salvar la vida de otro, como es el caso de la enfermera, y se la haya tratado así, es tan imperdonable como el caso del misionero que se ha contagiado por la misma razón. A ambos se les ha juzgado y ambos han resultado culpables.
Nos estamos desenfocando de tal manera que da miedo, la rabia está latente y salta sin previo aviso.

Vergonzosa la actuación con el perro, gente enfurecida que desataba su frustración contra la policía que estaba allí para protegerles de posible contagio. Entiendo a los defensores de los animales y les apoyo en muchas ocasiones, pero no en este caso. Se trataba de un problema de contagio múltiple que había que atajar de inmediato y se hizo de la forma más humana posible. Este es un ejemplo de desproporción ¿No os parece que es el mundo al revés?

Sinceramente creo que lo que hace falta es sentido común. No dejarnos llevar por la rabia y frustración tan latente entre nosotros en estos momentos. Analizar antes de juzgar debería ser lo lógico. Que los políticos dieran mensajes de seguridad y tranquilidad y no de miedo y desconfianza Que dejen de lado el descrédito entre ellos... ¿Una utopía?

Y para no alargarme, como referencia pongo la misma situación vivida en Texas y la manera absolutamente opuesta de como se ha manejado. No soy precisamente devota de los americanos pero desde luego hay cosas de ellos que deberíamos copiar y una de ellas es esta.

Espero que algún día volvamos a ser ese pueblo solidario de antaño y que seamos capaces de serlo no sólo con otros países y aprendamos a serlo con el nuestro.